El gran paréntesis dichoso
(Productividad de un desempleado: la escritura.
Mientras no encuentro nada, me siento bien por estar escribiendo, bueno, mejor estos ejercicios que ver la televisión a esta hora. Nunca atino en qué momento transmiten las olimpiadas).
Quisiera hacer una aclaración. Me parece que no todos mis lectores han comprendido del todo mi necesidad de otros diálogos en lugar de leer como acostumbraba.
No tengo NINGÚN CONFLICTO con los libros, no estoy renegando el diálogo literario. Tengo más clara mi afinidad con las letras que cuando estaba desesperada leyendo en la universidad. Espero que la siguiente comparación sea más clara al respecto.
Siempre se acude a los amigos queridos. Si viven en tu misma ciudad haces lo posible por visitarlos, por quedar con ellos, si están lejos les escribes, chateas, les llamas a altas horas de la madrugada cuando estás borracho o a horas consideradas como permitidas por el simple placer de tener contacto con la voz que se aprecia. Sin embargo las vidas de los amigos como la suya pasa por momentos de cólera, por tiempos de alejamiento, y esto no quiere decir que la amistad se ha perdido. No sólo nos distanciamos de la gente que queremos porque hayamos tenido una discusión o porque “ya nos dé hueva” (me han dicho que ya se puede acentuar, así que no lo hago por ignorancia guys :p). Nos alejamos porque muchas veces es necesario, porque queremos saber lo que se siente columpiarse sin necesidad de alguien que te empuje. El impulso, el cálculo del aire a veces debe ser para uno solo. Es un alegre descanso. No es necesaria ninguna conciliación porque nunca hubo disputa. Así que… ¿quedó claro? Cada quien su relación con los libros, por el momento esta es la mía, y me gusta que por el momento sea a distancia. Amada siempre.
Para relajarnos un poquito y para mostrarles lo contenta que estoy, pondré una canción que me pone de muy buen humor. Atomic love de los beatsteaks, oh, gracias Mirjam y Chris por pasarme algunas rolitas. La pienso cuando estoy en el parque dando mis vueltas reglamentarias. A veces se me permite ponerla en el coche (por favor, díganme cuándo se creó la porquería de los Jonas Brothers, es uno de esos momentos en los que quisiera volver a mi exilio español, oh, lo que daría para que mi querida carnalita tirara ese puto disco de mierda y perdónenme las malas palabras), lo cual ya es mucho, y me siento feliz, aunque ya no aguante la humedad jalapeña y tenga la blusa no entallada, sino encarnada a la espalda.
Otro día charlaremos de rolitas.
Y hablando de eso. Una ternurita del df me debe un cd :p, si lo lees, tú, tú mi chilanga ternurita ojalá sientas un pellizco.
P.D. ¡Ya tengo otra pulsera con san beni! oh, qué bueno, de verdad me sentí mal por haberla perdido en Madrid.