jueves, 20 de octubre de 2011

Decálogo de "mis cinco semanas". Lo mejor

1. Reencuentro con Mir y el compadrito. Gracias a su paciencia infinita y a su gran alegría creo que lo pasamos bomba.
2.Acantilados, Howth. Con ello los aturdiré en un par de semanas. Un momento que cambió la vida de esta tamarinwoman. El aire purísimo. Vimos dos delfines. 
3. Trinity College, Dublín. Si fuese estudiante, lo que daría por tomar unos cursos. Por otro lado, alucinante la biblioteca con esos doscientos mil libros antiguos. Si eres de mi especie litefriki podrás recordar, como yo, ese poema de Quevedo...
4.Retro Club con Mir. Las bailarinas más cotizadas de la noche XD. 
5. FB party. Doce horas non stop cabareteras que dudo revivir en mucho tiempo. Bebida y comida al por mayor, una banda tocó chido y luego el dj nada mal. Un francófono me dijo que tenía buen nivel de francés y  luego durante varias horas pude entablar conversación con un majo (y guapetón) irlandés, bailé hasta cansarme dentro de la pista y fuera de ella y caminamos bajo la lluvia bailando en las calles de Dublín.
6. Parques de Oslo y Dublín. Las hojas de colores, las bancas y los lagos. Es posible leer y escribir, nunca la soledad ha sido tan deliciosa.
7. El puente donde pedí mi deseo. No se cumplió, pero cruzarlo con la frustrada intención fue divertido.
8. Cerveza Guinness. La mejor bebida, damas y caballeros. Mi concepción de la cerveza ya no es igual.
9. Puerto de Oslo. Segunda y última visita. 
10. Verlo bailar cumbia.

Volver volver

Elegir pasillo al viajar es la opción más razonable. Prefiero perderme la vista a tener que atravesar cuatro piernas para poder ir al baño, para caminar, para despejarme por tantas horas de trasero anestesiado. Zoe, una niña de cuatro años de madre mexicana y padre alemán comenzó a mostrarme sus tizas de colores. Más tarde me preguntó si me gustaba ir "allí". Refiriéndose a mi país, por que en verdad a eso se refería, le respondí "claro, si aquí vivo, soy mexicana". No quedó conforme con mi respuesta. "¿Sólo tienes una casa? yo tengo dos casas, ¿dónde está tu otra casa? tú también tienes otra casa". Ante tanta contundencia, preferí no decir nada y dedicarme a buscar alguna peli. Volvió a preguntarme lo mismo. Tan sólo tiene tres años y está segura que, así como ella, el resto tenemos, al menos, dos lugares. Solía tenerlo hace tres años pero en verdad no era del todo mío. Me quedo con un sitio. Sin embargo, me sentí un poco incómoda. Aún pienso en ello. No creo que sea mi falta de sueño y el deseo de poder dormir bien esta noche. Cuatro días sin pegar ojo, las ojeras hasta el piso. Mis padres me han dicho que me ven más delgada y me sentí obligada a comer todo el risotto. Las margaritas de fresa se me subieron un poco, mis mejillas estaban rojas, yo que, desde Oslo, decidí no volver a beber. Desde Oslo decidí no volver a verlo. 

Yo quiero tener otra casa. Sola. Aprender a cuidar plantas y dejar los platos impecables.