Edad, aliento a medias repartido.
Me acerco a la tercera década, algunos amigos temen la embestida del tres, mi padre bromea diciéndome que ya comienzo a oler a viejo. Mis caderas, contrario a mis deseos, las veo más anchas. Veo fotos de personas cercanas a mis afectos usando converse y les envidio un poco porque la mayor parte del tiempo tengo que asediar al suelo en tacones. Sin embargo contemplo el dado chusco, por ejemplo, en cualquier barra puedes negociar con el otro sumando y restando de acuerdo con el interés y la iluminación, no hay que usar tanto maquillaje; a veces el cabello corto auxilia. De cualquier modo no me interesa mucho qué tan vieja o joven luzco -para mi novio esto tampoco es un "problema"-. Es mi cumpleaños.