Hace dos días Ito me dijo que le parecía un lugar común decir : "este o aquel gobernador fue un cretino, un ladrón". El día de ayer me enteré que hoy podría ser el último día en que podamos decir abiertamente estas generalidades, desafortunadamente poco fundamentadas pero ampliamente conocidas y vividas.
Es verdad que, como ciudadanos, resulta imposible tener las pruebas en la mano para enumerar los desfalcos, el desvío de recursos ya sea para campañas electorales, ya sea para el bolsillo de cada partido, de cada burócrata o incluso me resulta aterrador no poder tener la historia del país a la mano, así como el apoyo, para expresar abiertamente que México vive, nada más ni nada menos que una guerra de baja intensidad, y que por lo tanto sea (in)justificable, la presencia del ejército.
Si la libertad de expresión ha sido aparente, al aprobar multas para aquellos que se atrevan a "insultar", "agredir" o "burlarse" de alguna autoridad, institución, candidato. No sólo tendremos que suprimir el ingenio, tal como escribó Sheridan en su columna del día de hoy, sino que esa indignación que siente la mayoría de los mexicanos, será puesta con un bozal. Y adivinen. Estamos a un paso de sentir los brazos de una dictadura.
Un par de periodistas fueron encarcelados por haber escrito en las redes sociales sobre un supuesto atentado en el puerto de Veracruz. Fue considerada una forma de terrorismo y aunque en la Ley no existe algún artículo que lo sustente, fueron aprehendidos, "así nomás". Me parece que actuaron más como ciudadanos aterrados por la violencia que azota la ciudad todos los días que como periodistas. Corrió la voz, los padres de familia fueron veloces por sus hijos. Posiblemente les faltó el profesionalismo suficiente e insisto, se sintieron más víctimas que voceros de la información pertinaz y responsable.
Si acaso fue un error, no considero que haya sido necesario ponerlos tras las rejas. Si acaso fue un gravísimo error, con la exhibición y una multa, si acaso hubiese sido un error, hubiera bastado. Guardando las distancias, es un acto de terrorismo programas como Extranormal que anuncian el supuesto fin del mundo y hacen la cuenta regresiva. Eso no es periodismo responsable, tampoco es ético. ¿Alguien multa? No. Ningún gobernador o incluso el Presidente está implicado.
Vivimos en la zozobra, esa es la verdad. Nunca sabemos lo que pasa pero escuchamos y hemos visto lo que pasa. Una detonación, ventanas que a kilómetros de distancia vibran por el impacto, menores de edad desaparecidos, asesinados en avenidas transitadas. "El Estado es seguro" "Combatiremos la delincuencia con mano dura" son frases que parecen extraídas de He-Man y ¿saben? él al menos sí acababa con las fuerzas malignas del universo.
Ya no creemos, estamos hartos. ¿Acaso nos dirán con santo y seña dónde, cuándo y cómo hacen sus "operativos"? Insisto. Nunca sabemos lo que pasa pero escuchamos y hemos visto lo que ocurre. Ahora ni eso podremos decir. Tampoco podremos sacar lo más metafórico-populachero que hay en nosotros para desfogarmos, al menos de esa manera, de la desigualdad y de la corrupción.
En caso de que sea aprobada esta ley, ya entrados en gastos, podrían multar entonces a todos los twitteros que insultan a Ninel Conde quien, pese a la supuesta falta de intelecto, ha decidido sublimarlo con la publicación de un libro. Aprende a tomarlo con humor. ¿A qué podrían temer, por ejemplo, los futuros candidatos a la silla grande?
Las redes sociales han sido una plataforma no para propagar el terrorismo, sino a compartir el miedo de no saber si es bueno o no salir a la calle. Nunca un funcionario con escolta y camioneta blindada podrá experimentar un poco de esta ansiedad, de esta opresión. Tal parece que, incluso teniendo que apretar la boca para no decir más, les diéramos más comodidades para vivir bien, para desfalcar, para mentir.
En fin, soy ciudadana y como tal, parece ser esa una gran desgracia.
Como tal, es posible que mis pocos cabarenautas, próximamente, tendrán que chutarse puras frivolidades de una futura viajera.
Les dejo esta canción, contraria a lo que escribí ahora, pero que deseo me anime un poco. Al fin y al cabo así quieren que por fuera parezca el país, ¿cierto? una serie de secuencias chuscas, poco serias, poco reales.