1. Olvidar el reconocimiento de los demás. No importa lo que piensen, es necesario quemar esos harapos pesados, perder el temor a los criticones.
2.No mentar la madre por anticipado. Buscar la calma, respirar hondo, no elaborar misivas furiosas-hirientes, hayan o no hayan hecho daño a la suscrita.
3.Sacar a pasear a la von Hell cada vez que el %&$$$#!! clima de montaña lo permita -pobre, se deprime-.
4.Comer sushi más de una vez al mes.
5.Invertir menos tiempo en redes sociales.
6.Ver carretera-monte-cerro porque la salud mental lo exige.
7.Si algún suceso agita al corazón, abandonar la idea que las canciones compartidas o regaladas, cuando se escuchan después, producen malestar al pecho. La playlist del ipod no es culpable.
8.Si no consigo concentrarme con lecturas nuevas, releer mis novelas favoritas. La atención, tarde o temprano, debe regresar.
9. No perderme en el monte cada vez que estoy triste. Luego olvido el lugar donde pongo objetos importantes y hago largas filas en el banco, esperando media hora para llegar casi a la ventanilla y darme cuenta que olvidé la tarjeta.
10. No volver a hacer público lo privado, sobre todo mis furias. Nunca más.