viernes, 2 de noviembre de 2012

Fiesta de disfraces

Cuando era niña acompañar a mi mamá a las mercerías era ir a la búsqueda de tesoros: botones, encajes, cuentas y listones eran objetos que debía atesorar y guardar en una de tantas cajas que luego me regalaban mis madrinas, quienes seguro me daban eso porque no tenían idea de qué obsequiarme en mis cumpleaños. Aunque me asustaba un poco estar entre tanta gente, me resultaba fascinante mirar hacia arriba y ver todos esos lazos que colgaban  y que las señoras atravesaban como si estuvieran caminando entre los arbustos. Quería todo lo que ahí estaba aunque no supiera bordar o coser -actividades que, dicho sea de paso, hago fatal en la actualidad-. Ahí compró la base de mi corona cuando fui reina de la primavera en el jardín de niños y creo que alguna que otra cosa cuando fue la primera comunión de mis hermanas y la mía.
Es que no sé por qué lo tengo ahora tan presente. La acompañé esta tarde. Mientras hacíamos fila en la caja vi unos antifaces. Se supone que saldría esta noche a una fiesta en la que debía ir disfrazada, al final no me animé. Puse como pretexto la asistencia de una ex amiga (me enteré al final que iría, así de pertinente es Facebook con sus notificaciones pedorras). Si uno quiere divertirse, va y ya está, se deja de pendejadas porque van muchas personas, porque la música, la risa y los chupes cubren todos los espacios incómodos; sin embargo, en esta ocasión mis ganas no fueron suficientes, o quizá están en otro sitio más cercano al aislamiento. Creo que está llegando esa etapa otra vez, y no es en absoluto mala. He bailado mal pero lo he hecho, me he caído al salir de algunos bares, he bebido lo suficiente como para arrepentirme, reír y añorar al día siguiente y créanme que he escuchado unas playlists para llorar por malas y he envidiado otras por no tener el tiempo de andar "buceando" las novedades o clásicos que debí descubrir antes que muchos. Curiosamente, antes de ir a revivir mis momentos cuando las lentejuelas eran joyas para guardar y no usar en los vestidos, bebí vino con mis padres. Creo que se  le debería tener más respeto a la bebida. Incluso perder la cabeza con el alcohol no debería ser en toda ocasión  ni con cualquier persona. Olvidé que me gusta la charla, reír, discutir sobre lo que me gusta o me inquieta. No debería beber cuando me siento incómoda en algún  sitio o no tengo ganas de hablar, mejor me quedo en casa, tal como decidí hacerlo esta noche. Hace casi dos semanas fui al df (los tres días dos noches que me han hecho el año en todos los aspectos) y regresé a casa con tantas ganas de leer y revisar mis textos que ese hueco mal tomado que le robé a mis amigos xalapeños es tiempo de dejarlo intacto, volver a mirar las cosas a distancia y sobre todo, regresar conmigo. 
Y si les quitaba el sueño saber de qué iba a disfrazarme, la temática de la fiesta era de zombies. ¿Saben? Me cagan los zombies, no los entiendo, no comprendo por qué la gente ve tanto esas series y películas, por qué enloquecen con su aspecto desahuciado y su aliento podrido de estar comiendo tanta víscera. Hay tanta violencia en nuestro país,  hemos visto tanto cadáver que estos personajes me parecen de lo más insípido que hay en la vida. 
Creo que soy vieja escuela, back to basics y como siempre quiero disfrazarme de chica media putona, pensaba en  mi corsé y que mi escote lo rodeara un hilito de sangre. En fin, al menos no pidieron disfraces de vampiros y hombres lobo. No, no quise ir, pero no quise dejar pasar este intento de querer divertirme, poquitos lectores:

Mi sobrin también se disfrazó para dos fiestas. Sólo puedo decirles que fue un adorable espantapájaros y un magazo que encanta a cualquiera. En el primer convivio se sintió mal porque le desconcertó ver a tantos niñitos siendo "otros" y yo lo entiendo, si el otro nos aterra tanto como nosotros mismos, imagínense esta idea de muñecas rusas de querer añadirse capas y versiones... en fin, lo bueno es que estuvo mi hermana en todo momento, así que el choque pasó pronto. En el segundo convite, mi adorado estuvo más a su bola porque fue en su cuadra y me informaron que comió pizza que dio gusto.

Quiero que, cuando cumpla 40 años, mis amigos me hagan una fiesta de cantina y cabaret. Que los hombres se vistan de pachucos y las damas de billeteras, rumberas, prostitutas de los años 50, corsés que desparramen las tetas de mis amigas y mucha media de red. Y como siempre que lo que importe sea la dicha de estar vivos, más que el ingenio del disfraz cuya planeación meticulosa terminará hecha jirones por el alcohol, el baile, el sexo o lo que sea.

sábado, 11 de agosto de 2012

Un par de gacelas

En esta ocasión quise intentar traducir dos gacelas que forman parte del libro Bones in their wings de la poeta canadiense Lorna Crozier (1948).
Me gustaría mencionar que en este tipo de composición poética cada dístico posee su propia conclusión y significado, por lo que muchas veces parece que no van a ninguna parte y que no hay relación entre las imágenes. Sin embargo, tal como lo escribe la autora " la forma requiere confianza mientras miramos misteriosamente a través de un cristal para ver o intuir la oculta armonía que ahí reside".

25

Ella dijo que se casaría conmigo si cambiaba
mi nombre a Luna y soplaba en una tubería.

Todas mis historias terminan en nieve.
La lluvia de la pluma gotea y sigue escribiendo.

La mala suerte es un agujero en tus botas de hule,
remiendo abultado, vientre de falena lleno de lana.

El zumbido proviene de la carretera. No, está bajo
mis pies —la profundidad de la tierra, el coro nonato otra vez—.

Mi madre a los 81 sonrió en la pradera
—¡Fue su primera vez debajo de una sombrilla!—

Rumi dijo que los labios sedientos
son un mensaje del agua.

Señor Luna,
quiero saber de usted.


28

Todo lo que conozco puede caber
en el esqueleto de un gorrión.

Si este es tu país, ¿dónde están tus historias?
Preguntó el anciano en tsimshian (1).

No hay nadie más inteligente
que el río. Siéntate un momento.

Hay huellas de animales en la cantera, cerca del estanque.
El fantasma de un gato sorbe la oscuridad.

Mi madre regaló lilas por leña.
Luego nos mudamos a un lugar más pobre.

¿Qué fue de la piscina donde solía nadar cada mañana?
La enterraron bajo de mis pies.

Tengo una tristeza que no puedo sacudir.
Perro viejo, no te acerques.


[Traducción de Lorena Huitrón]



Nota

(1)Las lenguas tsimshiánicas se hablan en Canadá y en Alaska.







domingo, 5 de agosto de 2012

Actitud dominguera: traducción de un poema de Cheikh Tidiane Dramé


Si dejo de bailar 

Soy el nervio rítmico de la fecundidad
preñaré al suelo con el esperma de mi danza
rasgaré las nubes con mi ritmo
ritmo inmóvil de la estatuilla de Ifé
ritmo ondulante de la Cobra sagrada
ritmo irregular de la hechicera en trance
soy amante del suelo
de las pasiones del ritmo
de las tenazas de los bailes vertiginosos
siento respirar al antepasado entre mis piernas
y languidecer a la tierra por mis talones de granito
el sol, testigo de mi coito,
rezuma en mi piel terracota
mis piernas modelan al piso
mis dedos de bejuco al espacio entrecruzan
ritmo es cada fibra de mi cuerpo
ritmo es tiempo
ritmo es espacio
bailo y reviento la materia
bailo y las nubes lloran
negro danzante, danzante de la fecundidad,
danzante de cálidos dedos alisios
danzante del resplandor de los astros
danzante del salto de antílope
desapareció el sol
la luna se deshace en mi ébano
bailo
si dejo de bailar, no soplará más el viento
si dejo de bailar, no existirá el mundo
los testigos de las miradas muertas
extenderán los brazos hasta el infinito de mi mirada
haciendo audible la música de mi danza
de las pasiones del ritmo soy amante
con el hijo de mi cópula
mi desnudez será más lúbrica
para ser tan fuerte como el bejuco
para ser tan fuerte como el antepasado.

[Traducción de Lorena Huitrón]



jueves, 12 de abril de 2012

Los días están en mi contra

Seguir la luz como polilla bronca en su empeño de lanzar su vuelo celofán al instante sin valor. Tal vez el restello de sus golpes guía para zurcir al cuerpo que no sabe si el insomnio es fatiga de sentarse tantas horas en una silla, cuyo rechinar embiste a la certeza de sólo tenerse a sí mismo y sostenerse solo.
La suerte no es adversa sino inmóvil, múltiplo en mi ausencia.


martes, 14 de febrero de 2012

No me susurres así que me enamoro

No (me) regales chocolates ni bombones baratos. Tampoco dijes ni corazones con frases que en meses o años olvidarás. Mejor obsequia (me) artículos lindos de papelería: una libreta de pasta dura, un lapicero que, por amor de dios, no sea bic.

Susurra así de preferencia.

Y luego hablamos


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jueves, 2 de febrero de 2012

Máximas de la Huitrón II

Cuando estás a punto de escribir un e-mail y no recuerdas al destinatario, eres víctima de tu propia desmemoria.

martes, 24 de enero de 2012

Lo que uno encuentra en los antiguos apuntes de la facultad

Necesitaba refrescar algunos conocimientos del taller de lectura y redacción. Moví la caja de cartón, la abrí y empecé a rastrear. Malas noticias. Había olvidado que, en vísperas de algún examen final, la había prestado.  Comencé a pensar a quién la había entregado. Mis nominados fueron Neto, o Sol, incluso Víctor. Sea quien sea, espero que no la haya tirado, o al menos ruego haya sido enterrada dignamente.

Encontré otras libretas. En algunas de ellas encontré anotaciones bobas, mías, de cuando conversaba con Luis cuando la clase era algo aburrida, creo que también tengo una que otra de Vera, cuando tomábamos el taller de diseño editorial. También hallé un cassette donde grabé una entrevista que nos pidió Espejo, ¿lo recuerdan? decidí hacerla al T., que en aquel entonces comenzaba a gozar de las mieles de los premios y al escuchar mi voz reí muchísimo: voz diminuta, voz ratona, voz rasguño pequeño en la mejilla. Mi risa de rama casi rota a punto de caer por el ventarrón. También grabé a Hughes, en aquel entonces mi maestro de francés, por aquello de la clase de fonética  fonología. Vaya tiempos.

Anoté algo y no recuerdo a quién por que la letra no la reconozco, podría haber sido a Juan Ángel,  no me atrevo a asegurarlo. Ha sido graciosa y oportuna, con aquello del cumpleaños. Rían conmigo. Esto fue lo que escribí en diciembre del 2002:

"Propongo entonces, en este día, que antes de cumplir los treinta haré un tractatus de poesía, inconvenientes y posibilidades"

Atentamente, la interesada.

Ay, estos estudiantes pañaludos de Letras, lo que podemos llegar a escribir, sin importar el tiempo y lugar.

Y mis apuntes de semiótica, aún están impecables. Semiótica, esas clases ininteligibles de Georgina con las que sudé la gota gorda porque solía papalotear. Imposible no hacerlo. Mis antiguos colegas, me lo dirán.

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domingo, 22 de enero de 2012

Damas y caballeros, el baile del cumpleaños (este es, este es)

Pronto tendré all access al tercer piso o tercer umbral, alias "treinta años". Hace un mes que vengo pensando más disparates de lo acostumbrado, por ejemplo, qué importancia tiene que me esfuerce en ser más madura o por qué debo, en unos días más, guardar mis converse para usarlos sólo los domingos. Incluso he pensado en hacer una limpieza del armario para separar aquellas prendas que es conveniente no usar. Muchos me han dicho que aparento menor edad de la que tengo, pero no me sentiría cómoda.

Hace cinco años todo era más sencillo. Podía decir todo lo que se me ocurriera y publicarlo. Ahora debo tener más cuidado por que estoy en una esfera en la que puedo ser víctima de la Inquisición social mexicana. No sólo eso, entiendo que debo tomar en cuenta las consecuencias de lo escrito y aprender a 1) que se me resbale 2) aprender de ellas y detenerme cuando las teclas sean movidas por mis dedos llenos de víscera 3)planear mejor sobre lo que voy a escribir en este aburriblog y 4) aprender, otra vez, a que se me vuelva a resbalar. Por otro lado, si a los 25 el empleo no era bien remunerado no era gran cosa. En este momento, si no formas parte del universo de los asalariados, no sólo eres considerado un nini sino un fracasado y no quieres cualquier empleo: hace cinco años cualquier inclusión profesional era un chapuzón divertido, incluso emocionante. Ahora debes tener "el trabajo", "el cargo". Nos guste o no, sí tiene importancia.

Por otro lado, en las mujeres, la vanidad, antes reprimida o clandestina, va saliendo a la luz. En un cajón o en un espacio del tocador, comienzan los asentamientos de cremas y tratamientos. A veces el espejo se va cansando de nuestra boba expresión que va contando las dichosas líneas de expresión. La chica que diga que esto no es verdad, miente para hacerse la distinta. Chicos, yo les digo que, pese a sus quejas sobre el tiempo que invertimos en estas aparentes nimiedades, se hará cada vez más prolongado. Háganse a la idea. La chica que no use una crema, si esto es verdad, terminará con un rostro de lija a los 32 y créanme, esto no les va a gustar. Entiendo que esto es superficial, pero me ocurre de vez en cuando y no creo que esté mal.

Francamente lo que más me angustia no es la edad que pasa por encima de mí. Me preocupa cuando pasa sobre los que me importan, entiéndase, mi abuela con sus historias de hacienda y las apariciones de mamá Moncha y mamá Lasa o de mis padres que se quedan dormidos a los cinco minutos de haber encendido el televisor. No debería sentir la horca cuando intento contar las canas nuevas en su cabello, es saber que la cuenta de años para tenerlos a mi lado es cada vez menor. Un año más de vida es vida menos.
Dicho de otro modo: eres más consciente de la temporalidad. Aterra.

Sin embargo, lo que no había tomado en cuenta es que en este momento estoy adquiriendo mayor libertad, comprendo el valor de hacer, finalmente, cosas por mi cuenta y que, pese a mi reajuste económico, comienzo a sentirme más feliz. Creo que los treinta tratan sobre la paciencia, la serenidad y el alcance de una mayor plenitud. Los veinte son jolgorio, vértigo, arrebato. Supongo que eso era lo que temía, despedirme de la desmesura cuando rondas los veintialgos

Al final tanta fiesta cansa. Deseaba, hace unas semanas, celebrar con una gran producción para ingresar a mi nueva cifra, pero el lunes pasado entendí que no era necesario invertir tanto en un rito de iniciación. Creo que veré por separado a pocos, poquísimos amigos, propondré un día de estos ir a la playa y pronto haré un viaje corto en el que me esperan actividades que me gustan mucho, lo pasaré con una gran amiga y me encontraré con otro par de personas que agradezco su aparición.

Si alguien desea darme algún regalo, este sería perfecto. Aprendan los movimientos del hombre que aparece en esta estupenda canción de los Black Keys, pónganse una botarga y bailen para mí. 
Tal parece que, otra vez, lo haré yo.

En verdad que esta sí es mi rola de cumpleaños. Sacude el esqueleto. Pronto, pronto, 30.









jueves, 12 de enero de 2012

Para el indignado Javier

Esta es la primera y última vez que escribiré lo siguiente.

Javier:

Este blog surgió como un diario abierto para mis amigos, los únicos lectores, quienes suelen estar más contextualizados de lo que ocurre en mi vida. A partir de ese año, del 2008, muchas cosas empezaron a ocurrir, producto de lo que se supone debe atravesar un profesionista-neófito en el ámbito laboral. Acababa de volver de otro país después de un par de años y lo lógico era buscar un empleo. Posiblemente la impaciencia por la actividad me condujo a desempeñarme en un área en la que definitivamente no tengo vocación, a tal grado que la abandoné, para bien de todos. 
El día de hoy he leído tus comentarios, bastante rudos por cierto. Tal como mencioné líneas arriba, este espacio lo utilizo como catarsis, como diversión, como ocio. Te parece que mi actitud fue poco responsable y ética, por supuesto que lo fue, eso no lo discuto y lo admito. Sin embargo, no pienso defender a las personas mencionadas porque yo no creo en la inocencia de la gente de acuerdo con la edad. Estas chicas no fueron buenas personas. Lo he dicho ya, ese post fue mi modo de expresarme por aquello que no me había hecho sentir bien. Por lo tanto, no pienso permitir ser blanco de insulto cuando la persona que lo hace, en este caso tú, no tiene idea de lo que la persona que lo escribió, yo, tuvo que pasar. Este suceso ocurrió hace varios años y puedo decirte con toda honestidad que aprendí de ello. Te invito a que lo superes como lo hice yo.

Una cosa más. Como  únicamente te centraste en el nombre de una chica, podría suponer que la conoces y por ello deseas empuñar la espada de Damocles conmigo. Descuida. Seguramente ella es lo suficientemente madura para defenderse por sí sola. Por otro lado, si te sentiste aludido por algún motivo en particular, te pido te relajes. Ellas hablaron peor de mí, así que creo que ellas y yo estuvimos a mano HACE CASI CUATRO AÑOS. 

Lo digo una vez más: mi blog es catarsis extendida a mis amigos. Así como tuviste tiempo de leer únicamente ese post, al menos hubieses leído otros más para darte cuenta que a quien suelo criticar con mayor frecuencia es a mí y de quien suelo burlarme es de mí. 

Por último, una crítica se elabora a través de la argumentación, no del insulto. Quizá por eso creo que conoces a estos personajes. Si no es así, te recomiendo que expreses tu acuerdo o desacuerdo a partir de sólidas bases, de fundamentos, no de adjetivos calificativos que se orientan más hacia la ofensa que hacia la contundencia. 

Pese a todo, agradezco tu ánimo para hacer el intento de opinar.

Quiero continuar con la misma línea de mi blog y es mi deseo que mis amigos sigan opinando o diciéndome, con respeto y con argumentos, cuando he errado o no. Pido leas con atención el mensaje que escribí para ti y  te lo lleves.