Quiero ser una poeta fichera para que la musa se me adhiera
lunes, 14 de noviembre de 2011
Sanísima intertextualidad/diálogo a partir de un poema inédito de Segovia
Ocurre que, luego de mi viaje y de mi experiencia en Howth llegué, tal como lo he expresado hasta el cansancio el pasado mes y este, con un nuevo ánimo, más jacarandoso, desintoxicado, sin pelusas. Sigo moviéndome de lugar a lugar y al mismo tiempo pongo a prueba la paciencia mientras continúo en esta ciudad que me cansa a veces.
En momentos como éste, se reúnen "sin querer" algunas cosas que se relacionan y van uniendo un rompecabezas que se trata, ni más ni menos, de aquello que te preguntas y buscas de la vida. Para muestra lo siguiente.
El sábado por la mañana leí un poema inédito de Tomás Segovia titulado "Era Eso". Ese mismo día por la noche (sí, fui aburrida, mis gallos no estaban y me quedé toute la nuit) terminé de leer la barque silencieuse de Pascal Quignard, libro que recomendaré hasta que se harten de mí, y termina aludiendo a un acantilado (no quiero escribir más, lo tienen que buscar, lo tienen que leer), y lo escrito se acerca a lo que yo escribí sobre Howth. Para concluir tuve un sueño bellísimo, en el que otro camino aparecía para mí, más largo que los demás pero más hermoso. Al despertar me sentí tan bien que lo conté a algunos amigos, incluso lo publiqué en puentecitos-virtuales-disquesociales.
Esta mañana, hablando con Joakinky sobre el asunto, me propuso hacer un ejercicio a partir del poema de Tomás Segovia reuniendo esas piececillas (la lectura, el sueño) que han hecho que mi vida, hasta ahora, valga la pena estar siendo tamarindeada, vivida. Les aseguro que cuando terminó mi sueño desperté comprendiendo el "Era eso" de lo que hecho y lo que quiero hacer (un tránsito más largo para mí y al parecer mucho más hermoso).
Como sé que les dará flojera dar un simple click al enlace, transcribo a continuación el poema de Segovia y luego mi ejercicio. Hagan el suyo, no se arrepentirán.
Era eso
Detenerse un momento
No sabiendo por qué
En una apaciguada orilla
Donde un frescor nostálgico
Que por allí retoza
Vivifica la piel de nuestro rostro
Mirar el agua ensimismada en sus reflejos
Las nubes distraídas
El verdor repartido en sabias manchas
Y saber con certeza que era eso
Que por estos momentos
Ha vivido uno tanto.
No sabiendo por qué
En una apaciguada orilla
Donde un frescor nostálgico
Que por allí retoza
Vivifica la piel de nuestro rostro
Mirar el agua ensimismada en sus reflejos
Las nubes distraídas
El verdor repartido en sabias manchas
Y saber con certeza que era eso
Que por estos momentos
Ha vivido uno tanto.
Ahora mi ejercicio
Sábado
La barque silencieuse de Quignard.
El último alude a la muerte
mirando desde un acantilado.
Recuerdo Howth , su aire purísimo
y el poema inédito de Segovia.
Era eso.
Fue la reunión inexplicable de mis
despedidas, sus silencios,
los nuevos caminos por venir,
mi torpeza para llegar a ellos.
Al domir, soñé que perdía el camino
para volver a casa, repetía cuan
torpe he sido siempre con los caminos.
Apareció una anciana. Dijo que eso
pasaba siempre, que no era un error grave
llegar a otra vía. Entonces me señaló
un lugar bordeado de flores.
Era eso.
Saber que a pesar de todo
no he vivido mal sino tanto.
Desperté. Sé a dónde voy a llegar.
Anímense. Respiren. Diviértanse, hagan el suyo.
Gracias, Juan :)
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