domingo, 26 de julio de 2009

Ai no kawaki

He comenzado a imaginar que el corazón es una vasta extensión donde hay campos de cerezos y más allá, cuando los pasos alcanzan a perderse por desesperación existen árboles semejantes a un osario, luminoso por su resignado mutismo, admirable por dormir sosegado entre la palidez de su ruina. Y hay otra dirección, un sonido persistente, que solicita acudamos para acallar nuestras alegrías y miserias; quizá es el oleaje sin peces, o la espuma sobre arena aterida.
Para llegar al jardín de los cerezos basta ir galopando, engullir el aire dejando el temor de ser extraño y difuso ante el resto de los hombres, sin necesidad de gritar palabras que muerden la lengua, sacan una diáfana línea de arrebol que somete al rostro, venciéndolo. Basta sentir esa caricia, esa pausa en la que el cuerpo queda transparente en su interior, limpio, al fin liberado de sí mismo, olvidándose de la brida.
Pisar la playa, acercándose a la orilla, mojar los dedos tan sólo, es la recuperación absoluta de la pérdida del horizonte, en donde olvidamos nuestra pesada materia, ese límite que entorpece cuando tememos a cantos que, al fin y al cabo, es llanto de recién nacido.
Pero la llanura está siempre a dos pasos, al golpearnos a propósito, al pensar que no hay senda sin trazos de cardenales en los brazos. Sólo basta hablar, balbucear cuánto tememos al otro, sintiendo una serie de aspas en el pecho que nos obligan, irremediablemente, a convertir nuestros labios en enemigos.

viernes, 24 de julio de 2009

Caballo segundo (o búsqueda del punto 22 en el pecho según Vers)

Galloping is making the thunder edible even if the bridle wants to hide
his nudity.
A storm is coming. The sound of leaves warns about corpses breathing and with their mouth open, the purity of their teeth sticks on a river without land and my heart keeps riding to nowhere.

miércoles, 22 de julio de 2009

Serie dame de nage

Caballo primero

Desbocado.
Separado del resto, el aire no le alcanza, el mediodía no le sostiene el paso. Al menos la agudeza del relincho no es palabra, sólo arpón dirigido al pecho.

domingo, 19 de julio de 2009

3 more weeks

Escribir no es búsqueda.
Es impertinencia o la invención de un mapa
o simplemente el impulso
de una mente compleja
por desconectarse lo más pronto posible
de los días que lamentablemente proliferan.

Francisco Hernández, La isla de las breves ausencias

sábado, 4 de julio de 2009

Un año definitivo, un año multiplicado. Adios Madrid

Regresé hace un año.

No haré recuento, ni voy a quejarme. Resumo con un poema de mi amado Char, poema que me he atrevido a traducir.

En guardia

En nuestra templada vertiente tenemos una serie de canciones que nos flanquean, alas comunicantes entre nuestro tranquilo soplo y nuestra fiebre más intensa. Piezas casi banales, de tenue color, de silueta tardía, cuyo tejido lleva sin embargo una minúscula herida. Es permisible que cada uno le ponga un principio y un fin a este dudoso rubor.
En un tiempo donde la muerte, dócil de brujos farsantes, deshonra la mejor oportunidad, no dudamos liberar todos los instantes que tenemos. O mejor, giramos hacia el arbusto, esa enredadera que la última hora de la noche afina y entreabre, pero que el mediodía condena a cerrar. Extraordinario sería que la quietud, detrás de la que apenas nos acurrucamos, no fuese la que hubiéramos querido por una siesta.

traducción de Lorena Huitrón