viernes, 19 de marzo de 2010

martes, 9 de marzo de 2010

Por favor, déjenme trabajar

Han estado más de una semana. Su horario "laboral" es de puta madre: llegan a las diez y se van sobre las seis o seis y media. Cuando los agobia el frío están sentados en alguna carpa; en días como éste con un calor a tope seguro pasean por el Parque Juárez tomando un helado. Obstruyen el paso de los automóviles a partir de Enríquez esquina con Leandro Valle. Llevan más de una semana. Ellos son el movimiento de los cuatrocientos pueblos.

Dan vueltas en la Plaza Lerdo gritando "Yunes represor, Yunes represor". Desconozco quién los ha conducido para realizar este mitin, el cual no sé si resulta a deshora o si es futurista. Por si no se han dado cuenta, este personaje no se encuentra ni en las instalaciones de Palacio de Gobierno ni en las del Muncipal. Segura estoy que este personaje, cómodamente arrellanado en algún sillón debe estar disfrutando ese momento por el simple hecho que aquí, no trabaja, dicho de otro modo: le hace lo que el viento a Juárez. 


Comienzan con su marcha, la letanía de la represión, hacen filas de cuatro o cinco en cada acera y no permiten el paso de los automóviles. Esta vez no están solos: han traído un buen equipo de sonido, y así consiguen hacer vibrar la ventana donde esta servidora tiene que redactar y corregir. 
Entonces empiezan a bailar.No cabe la menor duda que  "El sonidito" , es una de las rolas más solicitadas. En un día pueden ponerla de cuatro a seis veces. Los géneros son: norteño, salsa, cumbia y hay un momento donde los manifestantes se sienten con toda la libertad de aventarse uno que otro palomazo, vamos,  para qué desperdiciar tanta audiencia, todos soñamos con nuestros quince minutos de fama. Ni Vicente Fernández hubiera interpretado mejor "por tu maldito amor".

Tranquilos, también tienen su descanso. Ya sea un hombre o aquella voz atiplada, y aguardientosamente misteriosa de una mujer a la que imagino de mi estatura, cuerpecito de botella de tonicol de nalgas prodigiosas exclama nuevamente "Yunes represor, Yunes represor". Da el aviso de salida citándolos, otra vez, a la misma hora.

No consigo imaginar que el sufrimiento de los pueblos sea así, festejando en un lugar donde el acusado es únicamente un fantasma. No se alarmen. Esta tamarindi tiene su teoría que segura estoy comparten sobre los tejes manejes de este lío. Pero si manifestaciones como la de los cuatrocientos pueblos seguirá hasta las elecciones para  gobernador de mi Estado, literalmente, ya me llevó la chingada.

Estoy harta de las ilegítimas manifestaciones. En tiempos donde la política de México es un túnel ahíto de ratas y la turba parece que sólo ve la versión región cuatro de "Corazón Salvaje" y los programas matutinos cuyas conductoras parecen haber sido pilladas de un congal, me decepciona  ser testigo presencial de paros como éste; ¿cuáles son las peticiones, cuál el horror que padecieron, cuántas las víctimas? No se trata de tratar con humor la miseria  *interrupción, es la quinta vez que han puesto el sonidito y sólo este día* ,  veo un montón de holgazanes que prefieren ser manipulados por no-sé-quién y prepararse para lo que venga sea del color que sea. 

Si fuese legítimo, insisto, no estaría con mi ipod a todo volumen y el con rostro de me carga... oh, el precio que tengo que pagar por aire no protocolario y ventana.

Ahora dejan pasar a los coches; un pequeño detalle: ¡bailan en la acera! he visto que los miércoles, cerca del ágora, se reúnen chicos a bailar tecktonik. Si van a echar la hueva bailando ¿por qué no les muestran algunos movimientos? Imposible.

No hay armas ni información comprometedora para este lugar, ergo, piensan los de nivel, " esto no hace daño a nadie". Ocurre lo contrario. Es contaminación del sonido, no podemos concentrarnos, resulta fastidioso, uno tiene ganas de aventar la computadora por la ventana, de utilizar el par de audífonos arriesgando la recepción de documentos y de no atender llamadas, de subir a todo lo que da la música, pensar que estamos en un bar o en el antro, moverse cadenciosamente, imaginar que nos falta agua, una Minerva o lo que les guste beber y gritar tal  el foro Sol.

También el considerable número de jalapeños cuyo paso por Enríquez es estrictamente obligatorio, lo padecen.

(Es la séptima, séptima vez que está el sonidito. Les queda menos de una hora y ha sido la faz más densa, fangosa del tiempo)


Some peace of mind, please