Como parte de mi proceso de verdadero aprendizaje está mi reencuentro con la tripa, esto es, ir quitando el pellejo que me ha vuelto tan impulsiva, miedosa, cobarde para emprender asuntos de índole literario, torpe en las relaciones interpersonales, de tal modo que, al despojarme de esa capa sutil y viciosa, le hablaré al mundo de frente, otra vez. El sonido llegará con fuerza al pecho, despertará al corazón.
En el camino me mantendré concentrada en los nombres de calles, estaciones y mapas para llegar a algunos barrios y aprenderé a establecer comunicación con gente nueva y miraré como niña en dulcería los reencuentros para disfrutarlos mucho.
Mi madre fue muy seria. "Por favor, te pido intentes pasarlo bien en la boda, intenta ser tolerante con la gente, entiéndase tu abuela, convive. Te verás muy guapa con tu vestido". Suspiré y le dije que lo haría.
Las reuniones familiares a veces resultan incómodas, sobre todo por las preguntas o los comentarios. En muchas ocasiones tuve la impresión que sentía una exigencia a lucir lo mejor posible, a ser talla chica o extra chica para que no me dijeran que estaba engordando, a saber cuánto ganaba o por qué mis gustos con los chicos han sido tan cocteleros que he llegado a intoxicarme por tanto lapsusretebrutus. Entiéndase: la apariencia. Ha sido causa de mi desequilibrio durante los veranos y las navidades cada vez que voy a ver a la familia de mi madre, pero se trataba de una boda y para congraciarme con mi reinado matriarcal antes de viajar, tuve que doblar las manitas.
Mi prima, desde que recuerdo, solía dibujar antes de los nueve años su plan de vida:" me casaré a los 25, tendré tres hijos". Creo que lo repitió tan bien que se cumplió, sólo que dos años antes de lo que había planeado. Como todas las novias se veía preciosa, caminando hacia el altar con un aire triunfal. Mírenla nada más, pensé, quizá debí elaborar ese tipo de dibujitos desde los cinco años y quizá algunas de las cosas que me falta hacer ya las hubiera realizado. Quizá no es tan tarde.
Llegamos a tiempo a la iglesia. La misa duró hora y media. No quisiera herir susceptibilidades pero ¿duró tanto porque estábamos en el bajío, donde la población suele ser fervientemente religiosa? Menos mal que el padre que ofició la misa dio un discurso que me llamó muchísimo la atención. No le concedió a la mujer la obligación de salvaguardar el matrimonio y le dijo a mi nuevo primo que "muchas mujeres querrán llevarte a la cama con ellas", casi suelto una carcajada. Hubiera sido mejor"y alguna furcia-trepadora-diablota-ocualquieropciónsemejante". También mencionó que mi tío era un poco exagerado (algo muy cierto) y que le había llamado cien veces para pedirle que por favor casara a su hija.
Quizá por tratarse de un familiar muy cercano y malgré tout me gustó la boda. Sin embargo, una de mis misiones era divertirme y eso sería en la fiesta. Ya les dije, los del bajío tienen fama de ser poco afables. Tomando en cuenta el perfil de mis primos que son un poco fresas, me esperaba que, al momento de empezar la música, se quedarían en sus mesas como si estuviesen en un antro. Bailaron los novios, la novia bailó con su padre y de repente, y supongo eso fue de la cosecha de mi tío, abrieron pista con una canción de Lou Rawles, You'll never find another love like mine. Se acercó mi tío a mi madre y la llevó a la pista. Los dos hermanos bailaban solos tal como solían moverse para esa canción. Contemplaba a mi madre, su sonrisa nerviosa pero haciéndole el favor al hermano mayor. Me sentí orgullosa, aplaudí, en ningún momento me sentí avergonzada. Me gustó mucho, en verdad. Mi padre llevó a mi abuela y como siempre las parejas mayores fueron a bailar. Creo que son siempre los más solidarios con la música y creo que las nuevas generaciones no comprenden lo fascinante que puede resultar ser los primeros en la pista sin importar cuál canción están tocando. Luego mi abuela me llevó a mí. Oh sí, comencé con mis pasos disco con los Bee Gees y su night fever. Sonreía mucho. Para empezar la relación áspera con la matriarca se había suavizado, me agrada que tenga vitalidad, que sea alegre en los jolgorios. Luego regresó a la mesa y me llevé a mi hermana y nuestro encanto de montaña lo giramos, lo reímos mucho. Durante estas semanas llegué a la conclusión que prefiero ser una arrítmica feliz a una chocante calentando las nalgas en una silla incómoda.
Casi al final de la noche bailé por última vez con mi abuela había al lado un grupo de chicos. Con esa impertinencia que caracteriza a las abuelas, o al menos a la mía, les gritó que por qué no bailaban. En ese momento sí que me sentí un poco apenada. Uno de ellos dijo que él bailaba con nosotras y ella dijo "ah no, tú baila con ella, ya me voy". Creo que se tomó muy en serio lo que les dijo a los amigos de mi tío horas antes "espero que ella sea la próxima en casarse y que se case con alguien guapo", valiente Celestina. Le dije al chico que no se preocupara, que regresara con sus amigos, pero en el fondo la lichita puede ser encantadora. Hablamos un rato y me comentó que ya me había visto y que le había gustado que en mi rostro en verdad disfrutaba lo que estaba bailando.
Al final mi primo, entrado en copas, nos abrazó a mi hermana y a mí, se disculpó por no haber convivido con nosotras y nos dijo que él se casaría en ocho años. Regresamos contentos, no nos perdimos y mi abuela me regaló unos guantes largos que pertenecieron a mi bisabuela.
Y de los novios pues... no hay mucho que decir: están enamorados, tengo un nuevo primo, están felices y espero su matrimonio dure muchos años.
Hace dos días Ito me dijo que le parecía un lugar común decir : "este o aquel gobernador fue un cretino, un ladrón". El día de ayer me enteré que hoy podría ser el último día en que podamos decir abiertamente estas generalidades, desafortunadamente poco fundamentadas pero ampliamente conocidas y vividas.
Es verdad que, como ciudadanos, resulta imposible tener las pruebas en la mano para enumerar los desfalcos, el desvío de recursos ya sea para campañas electorales, ya sea para el bolsillo de cada partido, de cada burócrata o incluso me resulta aterrador no poder tener la historia del país a la mano, así como el apoyo, para expresar abiertamente que México vive, nada más ni nada menos que una guerra de baja intensidad, y que por lo tanto sea (in)justificable, la presencia del ejército.
Si la libertad de expresión ha sido aparente, al aprobar multas para aquellos que se atrevan a "insultar", "agredir" o "burlarse" de alguna autoridad, institución, candidato. No sólo tendremos que suprimir el ingenio, tal como escribó Sheridan en su columna del día de hoy, sino que esa indignación que siente la mayoría de los mexicanos, será puesta con un bozal. Y adivinen. Estamos a un paso de sentir los brazos de una dictadura.
Un par de periodistas fueron encarcelados por haber escrito en las redes sociales sobre un supuesto atentado en el puerto de Veracruz. Fue considerada una forma de terrorismo y aunque en la Ley no existe algún artículo que lo sustente, fueron aprehendidos, "así nomás". Me parece que actuaron más como ciudadanos aterrados por la violencia que azota la ciudad todos los días que como periodistas. Corrió la voz, los padres de familia fueron veloces por sus hijos. Posiblemente les faltó el profesionalismo suficiente e insisto, se sintieron más víctimas que voceros de la información pertinaz y responsable.
Si acaso fue un error, no considero que haya sido necesario ponerlos tras las rejas. Si acaso fue un gravísimo error, con la exhibición y una multa, si acaso hubiese sido un error, hubiera bastado. Guardando las distancias, es un acto de terrorismo programas como Extranormal que anuncian el supuesto fin del mundo y hacen la cuenta regresiva. Eso no es periodismo responsable, tampoco es ético. ¿Alguien multa? No. Ningún gobernador o incluso el Presidente está implicado.
Vivimos en la zozobra, esa es la verdad. Nunca sabemos lo que pasa pero escuchamos y hemos visto lo que pasa. Una detonación, ventanas que a kilómetros de distancia vibran por el impacto, menores de edad desaparecidos, asesinados en avenidas transitadas. "El Estado es seguro" "Combatiremos la delincuencia con mano dura" son frases que parecen extraídas de He-Man y ¿saben? él al menos sí acababa con las fuerzas malignas del universo.
Ya no creemos, estamos hartos. ¿Acaso nos dirán con santo y seña dónde, cuándo y cómo hacen sus "operativos"? Insisto. Nunca sabemos lo que pasa pero escuchamos y hemos visto lo que ocurre. Ahora ni eso podremos decir. Tampoco podremos sacar lo más metafórico-populachero que hay en nosotros para desfogarmos, al menos de esa manera, de la desigualdad y de la corrupción.
En caso de que sea aprobada esta ley, ya entrados en gastos, podrían multar entonces a todos los twitteros que insultan a Ninel Conde quien, pese a la supuesta falta de intelecto, ha decidido sublimarlo con la publicación de un libro. Aprende a tomarlo con humor. ¿A qué podrían temer, por ejemplo, los futuros candidatos a la silla grande?
Las redes sociales han sido una plataforma no para propagar el terrorismo, sino a compartir el miedo de no saber si es bueno o no salir a la calle. Nunca un funcionario con escolta y camioneta blindada podrá experimentar un poco de esta ansiedad, de esta opresión. Tal parece que, incluso teniendo que apretar la boca para no decir más, les diéramos más comodidades para vivir bien, para desfalcar, para mentir.
En fin, soy ciudadana y como tal, parece ser esa una gran desgracia.
Como tal, es posible que mis pocos cabarenautas, próximamente, tendrán que chutarse puras frivolidades de una futura viajera.
Les dejo esta canción, contraria a lo que escribí ahora, pero que deseo me anime un poco. Al fin y al cabo así quieren que por fuera parezca el país, ¿cierto? una serie de secuencias chuscas, poco serias, poco reales.
Después de especializarme en las comedias americanas junto con Ito y de revivir las conversaciones sobre abdominales una fila atrás de la sala de cine, hoy es el mejor día para hacer la cuenta regresiva. Ya empiezo a moverme a un lado y otro de la cama, contando amiguitos ovejitas, inconvenientes ovejitas, croquetas ovejitas, boletos ovejitas, besitos ovejitas, risas ovejitas, cualquier objeto animado o inanimado cruza la cerca.
Me resulta innecesario enlistar lo necesario en la maleta, pero tengo la idea de llevarme mi tapete de yoga ¡ja! eso sí que sería interesante. Ya me imagino en los pisitos de mis cuates haciendo mis asanas.
Se acerca la fecha, estoy tan emocionada como nerviosa. Por favor, que no me toque algún crudote o señora guacamaya locochona en el avión. Y espero que la próxima semana, cuando se case mi prima, mi hermana quiera ser mi compañera de baile para rumbear a gusto. De lo contrario, los movimientos tamarindescos serán más evidentes y eso no creo que guste a la familia.
Ya lo decía hace unas horas Juanjo: no hay mejor cacería de lagartos que la que me espera en las nuevas pistas de baile.
Ya viajaré pronto. Sola. Sin ningún malestar, falsa expectativa, con el alma remojada con mezcal y mucha risa para regalar. Nada de drama, ni tristezas y mucho menos malos recuerdos, esa combinación desafortunada que puede llegar a ser un polizón que pudre los jolgorios.