jueves, 27 de octubre de 2011

Nico, I was wrong

I made a mistake and I don't know how to fix it



I start all over again with grace. I start all over again with joy but I truly want to meet you again 

miércoles, 26 de octubre de 2011

Relatoría de un ligador madrileño anti crack y prolegómeno de los tres tatuajes

Lo que me divierte de Madrid es el acercamiento desbocado de los chicos. Contrario a los nórdicos, en un bar o discoteca (antro en mexicano :p) siempre habrá alguien que te mire con insistencia y que busque de ese modo ser mirado, incluso en las calles. Te piden un cigarro, luego tu nombre, de ahí va el número, incluso hasta te invitan a permanecer más tiempo en el bar. Si te mueves más de la cuenta mientras bailas, puedes conseguir lo imposible.

En una de esas noches revival con mi adorada Mir, decidimos ir al Retro Club, lugar donde puedes bailar, gracias al cielo, canciones de rock (jamás de Pitbull, don Omar con su puñetera danza Kuduro o Lady Gaga por mencionar algunos), la dj increíble. Hace la noche con the Kinks o the Clash. Mi amiga y yo podemos darlo todi: brincamos, nos movemos, cantamos. Estamos para la música, damos el salto quignardeano de acuerdo con la novela Butes. Nunca nos sentamos o nos paramos en un rincón a esperar "a que pase algo". El tiempo pasa conforme las luces de la pista, el mínimo intervalo entre una canción y otra. Para eso hemos bebido litronas (caguamas) antes, no hay que gastar tanto en copas. 

Si estás involucrado tanto en la música es plausible pensar que el resto del mundo pasa de ti. Absolutamente no. He llegado a creer que en Madrid de noche nadie pasa de ti. Mir y yo bailábamos y bailábamos hasta que llegó un momento que, despejado un poco más el lugar, conseguimos mejor sitio para movernos. Un chico había abandonado la atención en su pareja de baile para mirarnos, más tarde nos seguiría. Otro par de chicos también comenzaron a mirarnos hasta que llegó una chica para decirnos "¿Queréis conocer a un par de amigos míos? Mi amiga y yo dijimos al mismo tiempo "no". Pero un no es algo que un español a veces no suele comprender bien. Se acercaron de todos modos a nosotras. En verdad mi único deseo era bailar hasta cansarme. Cuando a una chica le fastidia este tipo de momentos lo mejor es portarse un poco pesada, lo cual consiste en otorgar respuestas como:

a) ¿De dónde eres? "de muy lejos, no conoces".
b) ¿Qué haces? "paso nada más el rato".
c)¿Cuántos días estarás en Madrid? "me voy prontito".

Si después de tres preguntas continúan, tomas a tu compañera, te cambias de lugar y sigues bailando.

Oh no, la situación no terminó ahí. Hasta ahora van tres, ¿cierto? al estar unos metros lejos, dos chicos, uno más entusiasta, nos aplaudió y dijo "¡por favor, no dejéis de bailar así!", incluso aplausos recibimos. De repente otro se acercó a mí preguntándome "¿por qué no te había visto antes"? Tamarindi respondió, damas y caballeros, de la siguiente forma:

"Porque ahora estás borracho"

Después de tanto traspiés con los muchachos, supongo que llegó mi momento de ser creativa. El tío se indignó, partió y seguí feliz, pero cuál va siendo mi sorpresa cuando regresó y comenzó a justificar su pregunta, diciendo que las mujeres siempre buscamos lo mismo, que de hecho, como los hombres, tenemos dos penes. Sabemos todos que él quería ligar y que cuando una chica quiere ligar podría responder la tonta pregunta citada líneas arriba, sin embargo no era mi interés. Sólo levanté el pulgar para darle el avión y volví a  mis bailes. Volvió a acercarse. Me pidió una disculpa. Respondí a su etílica apología de la siguiente forma:

"No te preocupes. Cretinos como tú he conocido casi toda mi vida".

Nos abrazó y dijo "ahora vosotras sois mis mejores amigas". 

Mir y yo decidimos partir. Al salir otro chico nos grito "¡¿por qué os vais"!? y aquí volvemos al punto de partida. Respondí que venía de "un lugar muy muy pero muy lejano"  y partimos. 

Así es Madrid de noche mis queridas damas guapas.

Ahora doy un salto en el tiempo. Remontémonos al aquí y el ahora. Los reencuentros en un antro local pueden dejarte con una gran sorpresa. Creo que los chicos de mi edad deben aprender de las jóvenes generaciones. Madre mía. No fue el bacacho.

Un crack. Tres tatuajes

No todos los equipos son como en España (sic)

En este punto posiblemente Oy. haya tenido razón sin querer el día que vimos en la tele jugar al Rosenborg, su equipo, e hice unos comentarios que no le gustaron nada, se puso serio y me dijo "Lorena, no todos los equipos juegan como en España". 
Revisando los archivos musicales de Mir, me compartió que hay un equipo cuyo himno no he podido comparar (aclaro, ella le va al Schalke y luego al Real): el rayo Vallecano, ubicado en Madrid también, al sureste de la ciudad.
¿Qué más puedo decirles? Aunque hace poco pasaron a primera división y tuvieron el infortunio de perder contra el Real Madrid hace casi un mes, su himno es tan contagioso que en verdad puedo cantar ¡vamos rayito! Me parece una verdadera celebración del fútbol sin importar el costo de los fichajes.

Me dan ganas de bailar ¿a ustedes no?
¡Aquí hay calidad! ¡Fuerza en Vallecas!

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jueves, 20 de octubre de 2011

Decálogo de "mis cinco semanas". Lo mejor

1. Reencuentro con Mir y el compadrito. Gracias a su paciencia infinita y a su gran alegría creo que lo pasamos bomba.
2.Acantilados, Howth. Con ello los aturdiré en un par de semanas. Un momento que cambió la vida de esta tamarinwoman. El aire purísimo. Vimos dos delfines. 
3. Trinity College, Dublín. Si fuese estudiante, lo que daría por tomar unos cursos. Por otro lado, alucinante la biblioteca con esos doscientos mil libros antiguos. Si eres de mi especie litefriki podrás recordar, como yo, ese poema de Quevedo...
4.Retro Club con Mir. Las bailarinas más cotizadas de la noche XD. 
5. FB party. Doce horas non stop cabareteras que dudo revivir en mucho tiempo. Bebida y comida al por mayor, una banda tocó chido y luego el dj nada mal. Un francófono me dijo que tenía buen nivel de francés y  luego durante varias horas pude entablar conversación con un majo (y guapetón) irlandés, bailé hasta cansarme dentro de la pista y fuera de ella y caminamos bajo la lluvia bailando en las calles de Dublín.
6. Parques de Oslo y Dublín. Las hojas de colores, las bancas y los lagos. Es posible leer y escribir, nunca la soledad ha sido tan deliciosa.
7. El puente donde pedí mi deseo. No se cumplió, pero cruzarlo con la frustrada intención fue divertido.
8. Cerveza Guinness. La mejor bebida, damas y caballeros. Mi concepción de la cerveza ya no es igual.
9. Puerto de Oslo. Segunda y última visita. 
10. Verlo bailar cumbia.

Volver volver

Elegir pasillo al viajar es la opción más razonable. Prefiero perderme la vista a tener que atravesar cuatro piernas para poder ir al baño, para caminar, para despejarme por tantas horas de trasero anestesiado. Zoe, una niña de cuatro años de madre mexicana y padre alemán comenzó a mostrarme sus tizas de colores. Más tarde me preguntó si me gustaba ir "allí". Refiriéndose a mi país, por que en verdad a eso se refería, le respondí "claro, si aquí vivo, soy mexicana". No quedó conforme con mi respuesta. "¿Sólo tienes una casa? yo tengo dos casas, ¿dónde está tu otra casa? tú también tienes otra casa". Ante tanta contundencia, preferí no decir nada y dedicarme a buscar alguna peli. Volvió a preguntarme lo mismo. Tan sólo tiene tres años y está segura que, así como ella, el resto tenemos, al menos, dos lugares. Solía tenerlo hace tres años pero en verdad no era del todo mío. Me quedo con un sitio. Sin embargo, me sentí un poco incómoda. Aún pienso en ello. No creo que sea mi falta de sueño y el deseo de poder dormir bien esta noche. Cuatro días sin pegar ojo, las ojeras hasta el piso. Mis padres me han dicho que me ven más delgada y me sentí obligada a comer todo el risotto. Las margaritas de fresa se me subieron un poco, mis mejillas estaban rojas, yo que, desde Oslo, decidí no volver a beber. Desde Oslo decidí no volver a verlo. 

Yo quiero tener otra casa. Sola. Aprender a cuidar plantas y dejar los platos impecables. 




domingo, 16 de octubre de 2011

Oslo

Mañana me voy de aquí
para que mi nombre borres.
Para que mi nombre borres
mañana me voy de aquí.





Gracias coyotito por la primera estrofa...