lunes, 8 de junio de 2009

La outsider de Alsace

Post dedicado a Pac y a F...


Revisando algunos mapas, Alsacia-Lorena se asemeja a un intestino, incluso, si queremos moldear nubes a nuestro gusto, parece el Estado de Veracruz muy pero muy mal dibujado, un poquito cóncavo, como si sobreviviese a una cruda.
Son muy pocos los datos, y la historia resulta poco interesante. Como generalidad este-estos territorios siempre estuvieron en disputa entre Alemania y Francia, así que de ahí la dualidad -aunque me atrevería a decir carácter cuádruple- de su nombre : Elsass-Lothringen/Alsace-Lorraine. Es, a mi parecer, lo rescatable dado que fue sitio de firma de tratados, fue cedido-robado durante un siglo y los habitantes nunca fueron del todo nacionales, sino marginales y extranjeros. Por ejemplo durante el siglo XIX hubo políticas represoras para no hablar alemán.
Sin embargo Lorena fue siempre territorio más francés, importante por el hierro, y , según la historia, en 1914 "fue sitio de duras batallas".
Por otro lado resulta gracioso advertir que los libros de historia no se ponen de acuerdo en separar a Alsace de Lorraine, en los índices onomásticos aparece Alsacia-Lorena, Alsacia, Lorena; los datos no resultan distintos. Me parece absurdo. El guión resulta ser una alianza endeble y caprichosa entre estas dos regiones.
Para colmo, ninguno de los libros consultados por esta tamarinda refuta o confirma lo que dice Wikipedia: Lorena ahora se conoce como Mosella... ¿Mosella? suena como fruto pisoteado por caballos que van de cacería, oh my god... no no no, no confío en la Wiki.
Mis padres nunca consideraron dicho background para nombrarme, de hecho, si lo hubiesen tomado en cuenta, intentarían justificar mis cambios de humor, enérgico-beligerante/ sosegado-vencido, mis anexiones a diferentes posturas intelectuales que apuntan a la dispersión por no llegar a enraizarme a alguna, mi consecuente sentimiento recurrente de marginalidad, mi perfume a dichosa extranjería, mi inclinación por la lengua francesa y mis antiguas alianzas filiales y amorosas con alemanes.
Para algunos el nombre no resulta determinante, para otros nombrar es querer ser mago, trazar un derrotero con un determinado número de árboles, piedras, un acantilado y la aparición momentánea y sucesiva de luz y borrascas. No culpo y mucho menos cuestiono la elección de mi familia, pero mi madre quería que mi segundo nombre fuese Alicia, y si atendemos un poco al sonido, surge un rastro de su entrañable y antiguo coetáneo. Aplausos para Guillermo. Sin su negación a que me pusiesen una segunda denominación en este instante no escribiría tontos posts, estaría en un psiquiátrico.
Por último, como dato a mi parecer gracioso, navegando en la internet, encontré el bellísimo château d'Adoménil situado en mi tocaya región:
La luz de la Lorena dora los artesonados mientras, en el exterior, los patos se deslizan por las tranquilas aguas de los fosos.
Como si pudiese iluminar lagos...

3 comentarios:

Armandís de Mina dijo...

Buen post, me gustó mucho la prosa y la analogía toponímica. Ojalá hubiera un lugar llamado Armando.

Aunque sé de un pueblito que se llama Vargas...

El Clavado dijo...

ay cabrón, concuerdo, buen texto.

Armandís de Mina dijo...

Ese Rechy, ya deja de concordar.