miércoles, 21 de diciembre de 2011

No recuerdo muy bien, pero así me parecieron

Las historias continúan.

Últimamente no puedo estar sola del todo. Pregúntenle al invierno, a mis verdaderos amigos -no a los cretinos que ahora hablan mal de mí bebiendo chelas o a esas mujeres que consideran su dolor superior al del resto del mundo-, al voluble clima xalapeño.

Pregunten, pregunten.

Mientras tanto y sin importar si se me olvida mañana, así te pienso


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Dos mil once. No te califico

Este año fue la onda.
Viajé, reí, bailé, regresé a lo que me gusta, me alejé de un psicópata, me despedí con ternura y tristeza de un chico particular y continué con despedidas. También con reencuentros. En esta ocasión no haré ningún top ten de lo mejor y de lo peor. En general, haberme despojado de estos giros sin completar, uno de los cuales me llevó a la náusea, me permitieron levantarme para retomar el ritmo, mover los hombros, sacudir la cadera y el corazón.

Y aprendí a colocar mi nombre. Creo que funcionó. Pregúntenle a mis amigos y mi par de triunfos que ellos saben, a mi nuevo color de cabello, a la fiesta de la revista Esquire con sus modelos, mirreyes , pregúntenle al nuevo (ce gars qui aime the smiths et qui m'ai invitée à dancer, je me souviens de ce tourne. Maintenant il m'envoie les textes le plus douces) a mi presentación del taller como esposa que regala pavos asados y a mi clase de baile en la que mi improvisación gustó a la maestra.

Las aventuras continúan, más constantes que nunca. Me alegra haber abandonado aquel escritorio.

Tal como diría mi adorado Temperley:

Soy feliz. Me han sacado del mundo.




jueves, 1 de diciembre de 2011

A treinta días de que se escurra otro año

primero de diciembre, Juanelo y yo conseguimos boleto para el concierto de Radiohead, a las siete de la mañana el termómetro, según Isidro Cano, marcaba siete grados, es cumpleaños de Nicolei. Veintiocho años. Tres años atrás me tomaba fotos bajo el puente de Londres. Faltan cuatro días para el cumpleaños de mi compamanco, diecinueve para la llegada de mi hijo simbólico, veintidós para volver a ver a mi sobrino. En unas horas mi primo marcha a Panamá, podría residir ahí, yo no conozco Panamá. 
Llego a la página cien de un libro. Disfruto ser la entrometida de los textos, la correctora, jack the Ripper versión cursi y nunca malintencionada, me pregunto si a ese ritmo podré comprar un boleto que me lleve a Panamá. 
Nicanor Parra gana el Premio Cervantes, releo esa estrofa de Coplas al vino :"algunos toman por sed /otros por olvidar deudas /y yo por ver lagartijas /y sapos en las estrellas" y no sólo veo reptiles, sino un prisma que me sigue cuando bailo y escarabajos en mis rodillas luego de beber no sé cuanto y de  llegar a no sé qué hora. Ya lo he dicho, que el resto de mis ex compañeros de la Facultad se queden con su Borges,  siempre se lo quedaron y lo prefirieron, yo me quedo con el vino y mi alma que no quiere esperar a su gemela.
Hoy cumplió años Nicolei. Salí de casa a tomar el sol porque no aguantaba el frío, mi habitación es una nevera. Recorro el retorno y al llegar a la araucaria  encuentro un condón, usado. Yo siempre creí que nunca sería lugar para coger, quién cogería, por qué a metros fuera de mi casa. Pasa una avioneta, recordé aquel fin de semana de helicópteros, mi padre no dejaba de salir a la terraza. 
La distracción dice rana y salto. Quién cogería afuera de mi casa. Llegué a la página cien. Lo frío de las falanges es la invalidez del grillo, no avanza el teclado, se retuercen las palabras. Así se justifica mi entorpecimiento.
Recibo la noticia que una amiga podría casarse el próximo año, quiere que sea su madrina. Si es en la playa me gustaría estar todo el tiempo descalza, prescindir de los tacones que atormentan mi equilibrio, pero hoy conseguí mantenerme, con dignidad, mientras hacía la postura del danzante. 
El faisán de aguardiente me escribe "¡Toda la H. me alucina!", la distracción vuelve a decirme ¡rana! y esta vez mi salto llega hasta Panamá, pero es mi primo quien viaja en unas horas.
Panamá. Panamá.

lunes, 21 de noviembre de 2011

No sabía lo que era "el luto"

Sólo le lloraba a un chico muchos días hasta que el rostro se cansara, no me fijaba en alguien más pasados los meses o los años. Era mi versión decimonónica de cerrar las puertas cuando me cerraban las ventanas, consideraba que el rigor de mi abstinencia me haría más digna. Ocurrió sólo una vez. Me volví patio oscuro cuya compañía era un farol viejo que tosía falenas. Sólo pasó una vez.

No sabía lo que era el luto hasta hace una semana. Yo pensaba que sólo se trataba de llorar y quizá encerrarse un poco, no mirar a otros chicos y suspirar de vez en cuando, buscar lecturas, tomar consuelo en los regaños de los padres y en las conversaciones con las hermanas y los amigos, que el duelo era una extensa escalera de caracol en la que al final esperaba un pasillo iluminado en cuyo piso era posible patinar sin resbalarse. Y que los cortes o cambio de color en el cabello aliviaban un poco el malestar de estar nuevamente sola.

Ocurre que no se trató de una relación lineal, en la que dos hablan todos los días, se escriben, van al cine, pasan el tiempo en los cafés, cogen como si fuese el último día en este mundo. Esos "últimos días" fueron paréntesis que se abrieron y cerraron durante seis años. Pensaba que, como tales, el resto de los días/meses, podían ser frases que podía llenar con otros nombres, unos más feos que otros, con chicos más feos que otros, más guapos que esos feos, listos a veces o verdaderos cretinos. Pensé que ese paréntesis sería sencillo no volver a verlo estorbar entre los párrafos.

No comprendí cuando algunas amigas y Juan me dijeron al volver que viviría "el luto".  Me resultaba una palabra ajena, que podía tomar superficialmente como tantas otras que decimos cuando bebemos de más o queremos resultarle a otros más atractivos. Yo ya no lloraba. No me cansaba de decirles, exhibiendo cinismo, que eso ya era agua pasada. A continuación les enlistaba aquello en lo que él y yo no congeniábamos, en su afición  por un género musical que no tolero, por su apología a un pop star que no me gusta. Los momentos que pasamos mal los tomé como chiste: su modo de sorber cuando bebía café o su vida basada en cifras banales: conteo de kilómetros recorridos, calorías consumidas, páginas leídas, dinero gastado o por invertir, como si eso definiera un buen o un mal día, y mi antepenúltima noche, cuando brillé por malacopa agrediendo la concepción del respeto de los noruegos. Reuní estos elementos para reírme de ellos, hice esta historia lo más hilarante posible, mi rol  no fue de víctima sino de comediante. "¿Cuál luto?" Mi experiencia, ya lo he dicho, era decimonónica.

Vi hace una semana las fotos, uno de tantos "antes", el último "antes", mayo en Tlacotalpan y el después, ya en su tierra. En mayo estábamos insoportablemente sonrientes, porque éramos insoportablemente sublunares, sus ojos eran par de láminas azules que partían a la mitad mi risa para que él tomara la otra parte. Escucho al pop start aquel y siento comezón, escucho cumbias y la nostalgia me da balonazos a la cabeza. En las del "después" saco la lengua y abro grandes los ojos, él intenta sonreír pero no puede. Ese día, cuando fuimos al puerto le dije "deberíamos tomarnos una última foto", porque ya era mi último día y sólo quería pasarlo bien,  quise que no me importara, procuré que no me importara porque me lo había propuesto, de ahora en adelante.

Apenas ha pasado mes de mi decisión de no verlo más. Mi empeño ha continuado. No voy a escribirle y cada vez me siento más segura que así debe ser. Como "luto" conocía el llanto, el desaliento, las puertas cerradas y la ausencia de luz, pero no sabía que podía ser irresponsable por reaccionar de modo cínico al desamor: no dejo de salir, me conforta el desorden y la bulla en las cantinas, las luces de los bares y los antros, bebo de más y me meto en líos que no me importan pero me salen caros el romance es auténtica carnicería cuya factura me cobra subirme al ring con aquellos que me quieren. Siento una rabia equiparable a un aeróstato cuya caída será furiosa.

Conclusión: padezco un sentimentalismo desafinado que acompaña sin invitación a los desahogados suspiros de bicicletas. A grito pelado desentierra columpios y resbaladillas, considera su peso igual al de las pestañas a punto de vaciar sus bebederos.




lunes, 14 de noviembre de 2011

Máximas de la Huitrón

Quiero ser una poeta fichera para que la musa se me adhiera


Sanísima intertextualidad/diálogo a partir de un poema inédito de Segovia

Ocurre que, luego de mi viaje y de mi experiencia en Howth llegué, tal como lo he expresado hasta el cansancio el pasado mes y este, con un nuevo ánimo, más jacarandoso, desintoxicado, sin pelusas. Sigo moviéndome de lugar a lugar y al mismo tiempo pongo a prueba la paciencia mientras continúo en esta ciudad que me cansa a veces.

En momentos como éste, se reúnen "sin querer" algunas cosas que se relacionan y van uniendo un rompecabezas que se trata, ni más ni menos, de aquello que te preguntas y buscas de la vida. Para muestra lo siguiente.

El sábado por la mañana leí un poema inédito de Tomás Segovia titulado "Era Eso".  Ese mismo día por la noche (sí, fui aburrida, mis gallos no estaban y me quedé toute la nuit) terminé de leer la barque silencieuse de Pascal Quignard, libro que recomendaré hasta que se harten de mí, y termina aludiendo a un acantilado (no quiero escribir más, lo tienen que buscar, lo tienen que leer), y lo escrito se acerca a lo que yo escribí sobre Howth. Para concluir tuve un sueño bellísimo, en el que otro camino aparecía para mí, más largo que los demás pero más hermoso. Al despertar me sentí tan bien que lo conté a algunos amigos, incluso lo publiqué en puentecitos-virtuales-disquesociales. 

Esta mañana, hablando con Joakinky sobre el asunto, me propuso hacer un ejercicio a partir del poema de Tomás Segovia reuniendo esas piececillas (la lectura, el sueño) que han hecho que mi vida, hasta ahora, valga la pena estar siendo tamarindeada, vivida. Les aseguro que cuando terminó mi sueño desperté comprendiendo el "Era eso" de lo que hecho y lo que quiero hacer (un tránsito más largo para mí y al parecer mucho más hermoso).

Como sé que les dará flojera dar un simple click al enlace, transcribo a continuación el poema de Segovia y luego mi ejercicio. Hagan el suyo, no se arrepentirán. 

Era eso

Detenerse un momento
No sabiendo por qué
En una apaciguada orilla
Donde un frescor nostálgico
Que por allí retoza
Vivifica la piel de nuestro rostro
Mirar el agua ensimismada en sus reflejos
Las nubes distraídas
El verdor repartido en sabias manchas
Y saber con certeza que era eso
Que por estos momentos
Ha vivido uno tanto.


Ahora mi ejercicio 

Sábado
La barque silencieuse de Quignard.
El último alude a la muerte
mirando desde un acantilado.
Recuerdo Howth , su aire purísimo
y el poema inédito de Segovia.
Era eso.
Fue la reunión inexplicable de mis
despedidas, sus silencios,
los nuevos caminos por venir,
mi torpeza para llegar a ellos.
Al domir, soñé que perdía el camino
para volver a casa, repetía cuan
torpe he sido siempre con los caminos.
Apareció una anciana. Dijo que eso
pasaba siempre, que no era un error grave
llegar a otra vía. Entonces me señaló
un lugar bordeado de flores.
Era eso.
Saber que a pesar de todo
no he vivido mal sino tanto.
Desperté. Sé a dónde voy a llegar.

Anímense. Respiren. Diviértanse, hagan el suyo. 




Gracias, Juan :)

viernes, 11 de noviembre de 2011

Campos de sorgo

Mi madre siempre ha sido muy tajante conmigo cuando debo convivir con la abuela: "recuerda que tú también llegarás a vieja". Quizá lo que más me ofuscaba es que en viajes como el que hice la semana pasada, sería yo su niñera. 

No dormí el par de días que estuvimos en Lagos de Moreno. Ella no dejaba de preguntarme por qué la luz del clima no se apagaba, se paraba a medianoche buscando sus pastillas para dormir, se imaginaba a su par de hijos varones enemistados viviendo en casa otra vez, diciéndomelo como si yo fuese a estar de acuerdo con ella, como si no fuera a decirle: "recuerda como es C., tarde o temprano una de sus cabezas estaría colgada en el limonero de tu casa". Luego rezaba y cesaba su inquietud. Sin embargo, el desvelo me tenía reservada otra sorpresa: el balido de una mujer que parecía estar viviendo el mejor orgasmo de su vida. Creo que sobre eso, mi abuela prefirió no hablar y yo no quise preguntarle, ya saben, el respeto a los mayores. Aún recuerdo que en el comedor del hotel yo intentaba escuchar con atención a las mujeres que ahí desayunaban, creía correr con el tino y la suerte necesarias para poder identificar a aquella desquiciada que tuvo menos de media hora efectiva. Había una. Alta, de cabello negro, usaba una blusa ajustadísima, unos shorts que le amordazaban el culo y unos tacones, mínimo, de 12 centímetros. Quise suponer que era ella, pero tampoco debería subestimar a las señoras que al día siguiente permiten con dulzura que sus hijos se atasquen de hot cakes en la barra del buffet.

Luego, con la intención de conocer a San Hermión, que según la gente del pueblo es milagroso, mi abuela cruzó la calle sin avisar y entró veloz a la iglesia. Le rezó al santo, supongo hizo su petición y le presté cinco pesos para "encender su velita". Damas y caballeros, poco a poco la Iglesia busca modos de recaudar limosnas gracias a la mínima tecnología, colocas la moneda y en automático se enciende "tu velita", la cual se apagará cuando los focos tengan que ser apagados debido a la alta demanda de los feligreses por solicitar se realicen sus deseos. Debo confesar que me agrada el silencio de las iglesias, uno puede estar sentado en la banca sin rezar, sin quejarse y sin pedir que la iluminación llegue a tu vida. Lo comparo a veces con el silencio que hay en las bibliotecas (jamás la de Humanidades de la UV cundida de urracas de pedagogía), donde hay una absoluta disponibilidad para penetrar amorosamente los textos. Mientras disfrutaba de tanto enmudecimiento, mi abuela ya había tomado uno de los crisantemos que formaban parte del adorno floral para San Hermión. Le dije que no lo hiciera. Ella me respondió "pero hija, sí se puede, sí se puede". Guardó la flor en el cierre externo de su bolso. Para ella no era un souvenir, supongo que lo vería como el acuse de recibo de su milagro.

En cuanto a las reacciones de mis padres al respecto. Para mi madre es sólo un chiste que estoy segura aún no entiende y no podría explicármelo con claridad. Para mi padre, una muestra de que su carácter ha sido notablemente domesticado. 

Lo que sé es que pasan los años  y cada vez es más imprudente, se acerca a la gente y comienza a mostrarles la foto de mi sobrino, te pide las cosas como si fuese un secreto cuando no es necesario, piensa que mis manos son idénticas a las de mi padre, hace un conteo de la cantidad de pan que mi madre ha comido en la mañana y de las cucharadas de guacamole que me serví "porque he comido mucho, por que no debería subir de peso", y de la respuesta de mi primo cuando ella le preguntó que por qué no tenía una novia: "ahora todas las chicas se dejan besar, no es necesario". Si yo le hubiera dicho eso, muchos padres nuestros y aves marías.  Si serás puta, habría pensado. Aunque, pensándolo bien y recordando la ocasión que me dijo que aún estoy en edad de enseñar...

Debo admitir que estoy a la expectativa de lo que nos ocurra con ella en navidad.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

Howth


No pesan las piernas ni las botas reblandecidas. El viento arde en la nariz, se acurruca apenas escuchando aquí, ahora, comienzo que zumba sin dolor en los oídos.

Aquí, ahora. El tiempo no insiste abalanzarse sobre las ciudades que consumen la cólera. Se sienta al lado, lanza su flauta al Atlántico, cuelga la calma rozando al tímpano, concilia al silencio. A él me abrazo.

Suturo la úlcera de haberme sentido en la orfandad. La soledad existe y es plenitud. Deposito en los acantilados la melancolía por los cuerpos cuyas raíces lloré y en placer yací en su península. Penetran en el agua espesa para alcanzar el barco que navega sin compañía, apacible por ser el único en cruzar el mar y dirigir el timón sin sentirse amedrentado por los muslos impacientes de las olas. Así nadan esos cuerpos. La ventisca me tira del cabello. Aquí y ahora me separo de esa minúscula legión. Su ausencia no desequilibra el peso de mi historia: el porvenir nunca sabe cuántas veces hay que trazar nuevos destinos en un mapa para dejar a los recuerdos instalarse en un lugar que no los aprisione, sino los deje correr libremente.

Mis pulmones izan velas, no quedan pliegues dolorosos. Abajo un hombre se baña. Lo miro y resisto el escalofrío, resisto sentada antes de desbocarse la lluvia. Con él me baño. El viento hiende las mejillas, sudan las falanges por la humedad de los guantes. Veo sus rodillas, firmes estacas que la vida nutre. Debajo de mis guantes y mi abrigo corre también una vertiente. Anega la circulación de una sangre que avanza a la velocidad de una estampida de gacelas. Aquí y ahora es un jalón que impulsa a decir, por primera vez, mi nombre.

Mi bufanda es respuesta que el aire a empujones de niño juguetón desanudan: torpes, estorbosas. El corazón necesita otras grutas para recorrerse y encontrar la ausencia de límites. Los ancianos atravesaban cuesta arriba con pasamontañas, con la juventud recuperada, con el pecho pulsándoles vivaz. El corazón recorre nuevas grutas para encontrarse inagotable, gritándonos también aquí, ahora.

Ignoro a las nubes amontonadas con el vientre listo para parir el aguacero. Comprendo al silencio. No temo a los días que en boomerang abrirán la cabeza por las malas decisiones, cuya cuenta es mayor en violencia. Se olvida nuestra condición de alambre de púas en cuerpo de recién nacido. El Atlántico disuelve en su aliento prolongado los rasguños, no hay espacio para los siguientes.

Columbro dos delfines. Párpados de espuma abriéndose apenas, desperezando el oleaje. Los encuentro y siento que en ello la vida finalmente atrae un significado más limpio, visible, como si de una epifanía se tratara, donde no resulta indispensable acumular tantas palabras espinosas que cargaban luto por no saber cómo decirse.

Aquí, ahora. Soy mecida por el aire más puro que agita mi columna y luego se ciñe a mí para sentarme, su impulso es alambique que al cruzar los brazos algo en mí extrae. Mi pecho es aeróstato que viaja y lo que ve lo goza sin añoranza.

La soledad es plenitud. Vuela apacible con los cormoranes. Qué son los nombres, me preguntaba: aquí, ahora, parapentes que dirigidos al mar no mueren, se hunden para fundirse lejos de nosotros. La apología llega muda a los labios, descansa en ellos, sólo hay que abrir un poco la boca sin esperar a nadie. El corazón recorre nuevas grutas para encontrarse inagotablemente nulo de despedidas, de la sucesión de cicatrices provocadas con alevosía. No es válido disculparse. No es necesario disculparse. El corazón se sabe desmedido, su lienzo está en blanco. La vida se acuesta en él, enamorada, reposando al fin.

El hombre termina de bañarse, con lentitud se aleja del agua, no tiene prisa para ponerse la ropa. Me visto emulando esa postergación, me visto tan cerca de esa agua que lo alimenta nuevo y me alimenta nueva a mí, con el salto que encara al frío y lo reta sonriendo, no hay daño. El sol no aparecería, ni siquiera improvisado. El frío no lastima. A unos cinco metros de mí, una pareja de mediana edad camina de la mano mientras su perro ágil avanza los tramos sinuosos, llenos de rocas pequeñas. No echan de menos la proximidad con el animal. Su presencia subyace cuanto más lejano corre, cuanto más pueda avanzar sin voltear y esperarlos. De ese modo nadaron y se hundieron mis posesiones, la memoria a sacos sofocada, mi voz pesada por el estorbo de aquellos cuya música inició como una fiesta y terminó golpeándose tal falena en una lámpara. Desaparecen aquí, ahora, en la gran campana del Atlántico que salpica en su sonido plenitud.

La soledad es su pálpito, clarísima presencia que mansa enmudece.

Revivo en la inmensa bocanada de los acantilados.

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jueves, 27 de octubre de 2011

Nico, I was wrong

I made a mistake and I don't know how to fix it



I start all over again with grace. I start all over again with joy but I truly want to meet you again 

miércoles, 26 de octubre de 2011

Relatoría de un ligador madrileño anti crack y prolegómeno de los tres tatuajes

Lo que me divierte de Madrid es el acercamiento desbocado de los chicos. Contrario a los nórdicos, en un bar o discoteca (antro en mexicano :p) siempre habrá alguien que te mire con insistencia y que busque de ese modo ser mirado, incluso en las calles. Te piden un cigarro, luego tu nombre, de ahí va el número, incluso hasta te invitan a permanecer más tiempo en el bar. Si te mueves más de la cuenta mientras bailas, puedes conseguir lo imposible.

En una de esas noches revival con mi adorada Mir, decidimos ir al Retro Club, lugar donde puedes bailar, gracias al cielo, canciones de rock (jamás de Pitbull, don Omar con su puñetera danza Kuduro o Lady Gaga por mencionar algunos), la dj increíble. Hace la noche con the Kinks o the Clash. Mi amiga y yo podemos darlo todi: brincamos, nos movemos, cantamos. Estamos para la música, damos el salto quignardeano de acuerdo con la novela Butes. Nunca nos sentamos o nos paramos en un rincón a esperar "a que pase algo". El tiempo pasa conforme las luces de la pista, el mínimo intervalo entre una canción y otra. Para eso hemos bebido litronas (caguamas) antes, no hay que gastar tanto en copas. 

Si estás involucrado tanto en la música es plausible pensar que el resto del mundo pasa de ti. Absolutamente no. He llegado a creer que en Madrid de noche nadie pasa de ti. Mir y yo bailábamos y bailábamos hasta que llegó un momento que, despejado un poco más el lugar, conseguimos mejor sitio para movernos. Un chico había abandonado la atención en su pareja de baile para mirarnos, más tarde nos seguiría. Otro par de chicos también comenzaron a mirarnos hasta que llegó una chica para decirnos "¿Queréis conocer a un par de amigos míos? Mi amiga y yo dijimos al mismo tiempo "no". Pero un no es algo que un español a veces no suele comprender bien. Se acercaron de todos modos a nosotras. En verdad mi único deseo era bailar hasta cansarme. Cuando a una chica le fastidia este tipo de momentos lo mejor es portarse un poco pesada, lo cual consiste en otorgar respuestas como:

a) ¿De dónde eres? "de muy lejos, no conoces".
b) ¿Qué haces? "paso nada más el rato".
c)¿Cuántos días estarás en Madrid? "me voy prontito".

Si después de tres preguntas continúan, tomas a tu compañera, te cambias de lugar y sigues bailando.

Oh no, la situación no terminó ahí. Hasta ahora van tres, ¿cierto? al estar unos metros lejos, dos chicos, uno más entusiasta, nos aplaudió y dijo "¡por favor, no dejéis de bailar así!", incluso aplausos recibimos. De repente otro se acercó a mí preguntándome "¿por qué no te había visto antes"? Tamarindi respondió, damas y caballeros, de la siguiente forma:

"Porque ahora estás borracho"

Después de tanto traspiés con los muchachos, supongo que llegó mi momento de ser creativa. El tío se indignó, partió y seguí feliz, pero cuál va siendo mi sorpresa cuando regresó y comenzó a justificar su pregunta, diciendo que las mujeres siempre buscamos lo mismo, que de hecho, como los hombres, tenemos dos penes. Sabemos todos que él quería ligar y que cuando una chica quiere ligar podría responder la tonta pregunta citada líneas arriba, sin embargo no era mi interés. Sólo levanté el pulgar para darle el avión y volví a  mis bailes. Volvió a acercarse. Me pidió una disculpa. Respondí a su etílica apología de la siguiente forma:

"No te preocupes. Cretinos como tú he conocido casi toda mi vida".

Nos abrazó y dijo "ahora vosotras sois mis mejores amigas". 

Mir y yo decidimos partir. Al salir otro chico nos grito "¡¿por qué os vais"!? y aquí volvemos al punto de partida. Respondí que venía de "un lugar muy muy pero muy lejano"  y partimos. 

Así es Madrid de noche mis queridas damas guapas.

Ahora doy un salto en el tiempo. Remontémonos al aquí y el ahora. Los reencuentros en un antro local pueden dejarte con una gran sorpresa. Creo que los chicos de mi edad deben aprender de las jóvenes generaciones. Madre mía. No fue el bacacho.

Un crack. Tres tatuajes

No todos los equipos son como en España (sic)

En este punto posiblemente Oy. haya tenido razón sin querer el día que vimos en la tele jugar al Rosenborg, su equipo, e hice unos comentarios que no le gustaron nada, se puso serio y me dijo "Lorena, no todos los equipos juegan como en España". 
Revisando los archivos musicales de Mir, me compartió que hay un equipo cuyo himno no he podido comparar (aclaro, ella le va al Schalke y luego al Real): el rayo Vallecano, ubicado en Madrid también, al sureste de la ciudad.
¿Qué más puedo decirles? Aunque hace poco pasaron a primera división y tuvieron el infortunio de perder contra el Real Madrid hace casi un mes, su himno es tan contagioso que en verdad puedo cantar ¡vamos rayito! Me parece una verdadera celebración del fútbol sin importar el costo de los fichajes.

Me dan ganas de bailar ¿a ustedes no?
¡Aquí hay calidad! ¡Fuerza en Vallecas!

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jueves, 20 de octubre de 2011

Decálogo de "mis cinco semanas". Lo mejor

1. Reencuentro con Mir y el compadrito. Gracias a su paciencia infinita y a su gran alegría creo que lo pasamos bomba.
2.Acantilados, Howth. Con ello los aturdiré en un par de semanas. Un momento que cambió la vida de esta tamarinwoman. El aire purísimo. Vimos dos delfines. 
3. Trinity College, Dublín. Si fuese estudiante, lo que daría por tomar unos cursos. Por otro lado, alucinante la biblioteca con esos doscientos mil libros antiguos. Si eres de mi especie litefriki podrás recordar, como yo, ese poema de Quevedo...
4.Retro Club con Mir. Las bailarinas más cotizadas de la noche XD. 
5. FB party. Doce horas non stop cabareteras que dudo revivir en mucho tiempo. Bebida y comida al por mayor, una banda tocó chido y luego el dj nada mal. Un francófono me dijo que tenía buen nivel de francés y  luego durante varias horas pude entablar conversación con un majo (y guapetón) irlandés, bailé hasta cansarme dentro de la pista y fuera de ella y caminamos bajo la lluvia bailando en las calles de Dublín.
6. Parques de Oslo y Dublín. Las hojas de colores, las bancas y los lagos. Es posible leer y escribir, nunca la soledad ha sido tan deliciosa.
7. El puente donde pedí mi deseo. No se cumplió, pero cruzarlo con la frustrada intención fue divertido.
8. Cerveza Guinness. La mejor bebida, damas y caballeros. Mi concepción de la cerveza ya no es igual.
9. Puerto de Oslo. Segunda y última visita. 
10. Verlo bailar cumbia.

Volver volver

Elegir pasillo al viajar es la opción más razonable. Prefiero perderme la vista a tener que atravesar cuatro piernas para poder ir al baño, para caminar, para despejarme por tantas horas de trasero anestesiado. Zoe, una niña de cuatro años de madre mexicana y padre alemán comenzó a mostrarme sus tizas de colores. Más tarde me preguntó si me gustaba ir "allí". Refiriéndose a mi país, por que en verdad a eso se refería, le respondí "claro, si aquí vivo, soy mexicana". No quedó conforme con mi respuesta. "¿Sólo tienes una casa? yo tengo dos casas, ¿dónde está tu otra casa? tú también tienes otra casa". Ante tanta contundencia, preferí no decir nada y dedicarme a buscar alguna peli. Volvió a preguntarme lo mismo. Tan sólo tiene tres años y está segura que, así como ella, el resto tenemos, al menos, dos lugares. Solía tenerlo hace tres años pero en verdad no era del todo mío. Me quedo con un sitio. Sin embargo, me sentí un poco incómoda. Aún pienso en ello. No creo que sea mi falta de sueño y el deseo de poder dormir bien esta noche. Cuatro días sin pegar ojo, las ojeras hasta el piso. Mis padres me han dicho que me ven más delgada y me sentí obligada a comer todo el risotto. Las margaritas de fresa se me subieron un poco, mis mejillas estaban rojas, yo que, desde Oslo, decidí no volver a beber. Desde Oslo decidí no volver a verlo. 

Yo quiero tener otra casa. Sola. Aprender a cuidar plantas y dejar los platos impecables. 




domingo, 16 de octubre de 2011

Oslo

Mañana me voy de aquí
para que mi nombre borres.
Para que mi nombre borres
mañana me voy de aquí.





Gracias coyotito por la primera estrofa...

domingo, 18 de septiembre de 2011

La tripa, en breve

Como parte de mi proceso de verdadero aprendizaje está mi reencuentro con la tripa, esto es, ir quitando el pellejo que me ha vuelto tan impulsiva, miedosa, cobarde para emprender asuntos de índole literario, torpe en las relaciones interpersonales, de tal modo que, al despojarme de esa capa sutil y viciosa, le hablaré al mundo de frente, otra vez. El sonido llegará con fuerza al pecho, despertará al corazón.

En el camino me mantendré concentrada en los nombres de calles, estaciones y mapas para llegar a algunos barrios y aprenderé a establecer comunicación con gente nueva y miraré como niña en dulcería los reencuentros para disfrutarlos mucho.

De mi cuenta corre.





¡Feliz pausa, cabarenautas! ¡Nos vemos pronto!

lunes, 12 de septiembre de 2011

De cómo una tamarindera triunfó en una boda de fresas queretanos y así se despide para su próxima aventura llena de sabor

Mi madre fue muy seria. "Por favor, te pido intentes pasarlo bien en la boda, intenta ser tolerante con la gente, entiéndase tu abuela, convive. Te verás muy guapa con tu vestido". Suspiré y le dije que lo haría.

Las reuniones familiares a veces resultan incómodas, sobre todo por las preguntas o los comentarios. En muchas ocasiones tuve la impresión que sentía una exigencia a lucir lo mejor posible, a ser talla chica o extra chica para que no me dijeran que estaba engordando, a saber cuánto ganaba o por qué mis gustos con los chicos han sido tan cocteleros que he llegado a intoxicarme por tanto lapsusretebrutus. Entiéndase: la apariencia. Ha sido causa de mi desequilibrio durante los veranos y las navidades cada vez que voy a ver a la familia de mi madre, pero se trataba de una boda y para congraciarme con mi reinado matriarcal antes de viajar, tuve que doblar las manitas.

Mi prima, desde que recuerdo, solía dibujar antes de los nueve años su plan de vida:" me casaré a los 25, tendré tres hijos". Creo que lo repitió tan bien que se cumplió, sólo que dos años antes de lo que había planeado. Como todas las novias se veía preciosa, caminando hacia el altar con un aire triunfal. Mírenla nada más, pensé, quizá debí elaborar ese tipo de dibujitos desde los cinco años y quizá algunas de las cosas que me falta hacer ya las hubiera realizado. Quizá no es tan tarde.

Llegamos a tiempo a la iglesia. La misa duró hora y media. No quisiera herir susceptibilidades pero ¿duró tanto porque estábamos en el bajío, donde la población suele ser fervientemente religiosa? Menos mal que el padre que ofició la misa dio un discurso que me llamó muchísimo la atención. No le concedió a la mujer la obligación de salvaguardar el matrimonio y  le dijo a mi nuevo primo que "muchas mujeres querrán llevarte a la cama con ellas",  casi suelto una carcajada. Hubiera sido mejor"y alguna furcia-trepadora-diablota-ocualquieropciónsemejante". También mencionó que mi tío era un poco exagerado (algo muy cierto) y que le había llamado cien veces para pedirle que por favor casara a su hija. 

Quizá por tratarse de un familiar muy cercano y malgré tout me gustó la boda. Sin embargo, una de mis misiones era divertirme y eso sería en la fiesta. Ya les dije, los del bajío tienen fama de ser poco afables. Tomando en cuenta el perfil de mis primos que son un poco fresas, me esperaba que, al momento de empezar la música, se quedarían en sus mesas como si estuviesen en un antro. Bailaron los novios, la novia bailó con su padre y de repente, y supongo eso fue de la cosecha de mi tío, abrieron pista con una canción de Lou Rawles, You'll never find another love like mine. Se acercó mi tío a mi madre y la llevó a la pista. Los dos hermanos bailaban solos tal como solían moverse para esa canción. Contemplaba a mi madre, su sonrisa nerviosa pero haciéndole el favor al hermano mayor. Me sentí orgullosa, aplaudí, en ningún momento me sentí avergonzada. Me gustó mucho, en verdad. Mi padre llevó a mi abuela y como siempre las parejas mayores fueron a bailar. Creo que son siempre los más solidarios con la música y creo que las nuevas generaciones no comprenden lo fascinante que puede resultar ser los primeros en la pista sin importar cuál canción están tocando. Luego mi abuela me llevó a mí. Oh sí, comencé con mis pasos disco con los Bee Gees y su night fever. Sonreía mucho. Para empezar la relación áspera con la matriarca se había suavizado, me agrada que tenga vitalidad, que sea alegre en los jolgorios. Luego regresó a la mesa y me llevé a mi hermana y nuestro encanto de montaña lo giramos, lo reímos mucho. Durante estas semanas llegué a la conclusión que prefiero ser una arrítmica feliz a una chocante calentando las nalgas en una silla incómoda. 

Casi al final de la noche bailé por última vez con mi abuela había al lado un grupo de chicos. Con esa impertinencia que caracteriza a las abuelas, o al menos a la mía, les gritó que por qué no bailaban. En ese momento sí que me sentí un poco apenada. Uno de ellos dijo que él bailaba con nosotras y ella dijo "ah no, tú baila con ella, ya me voy". Creo que se tomó muy en serio lo que les dijo a los amigos de mi tío horas antes "espero que ella sea la próxima en casarse y que se case con alguien guapo", valiente Celestina. Le dije al chico que no se preocupara, que regresara con sus amigos, pero en el fondo la lichita puede ser encantadora. Hablamos un rato y me comentó que ya me había visto y que le había gustado que en mi rostro en verdad disfrutaba lo que estaba bailando. 

Al final mi primo, entrado en copas, nos abrazó a mi hermana y a mí, se disculpó por no haber convivido con nosotras y nos dijo que él se casaría en ocho años. Regresamos contentos, no nos perdimos y mi abuela me regaló unos guantes largos que pertenecieron a mi bisabuela.

Y de los novios pues... no hay mucho que decir: están enamorados, tengo un nuevo primo, están felices y espero su matrimonio dure muchos años.





martes, 6 de septiembre de 2011

Es una pena la posibilidad de un último día como éste:

Hace dos días Ito me dijo que le parecía un lugar común decir : "este o aquel gobernador fue un cretino, un ladrón". El día de ayer me enteré que hoy podría ser el último día en que podamos decir abiertamente estas generalidades, desafortunadamente poco fundamentadas pero ampliamente conocidas y vividas.

Es verdad que, como ciudadanos, resulta imposible tener las pruebas en la mano para enumerar los desfalcos, el desvío de recursos ya sea para campañas electorales, ya sea para el bolsillo de cada partido, de cada burócrata o incluso me resulta aterrador no poder tener la historia del país a la mano, así como el apoyo, para expresar abiertamente que México vive, nada más ni nada menos que una guerra de baja intensidad, y  que por lo tanto sea (in)justificable, la presencia del ejército. 

Si la libertad de expresión ha sido aparente, al aprobar multas para aquellos que se atrevan a "insultar", "agredir" o "burlarse" de alguna autoridad, institución, candidato. No sólo tendremos que suprimir el ingenio, tal como escribó Sheridan en su columna del día de hoy, sino que esa indignación que siente la mayoría de los mexicanos, será puesta con un bozal. Y adivinen. Estamos a un paso de sentir los brazos de una dictadura.

Un par de periodistas fueron encarcelados por haber escrito en las redes sociales sobre un supuesto atentado en el puerto de Veracruz. Fue considerada una forma de terrorismo y aunque en la Ley no existe algún artículo que lo sustente, fueron aprehendidos, "así nomás". Me parece que actuaron más como ciudadanos aterrados por la violencia que azota la ciudad todos los días que como periodistas. Corrió la voz, los padres de familia fueron veloces por sus hijos. Posiblemente les faltó el profesionalismo suficiente e insisto, se sintieron más víctimas que voceros de la información pertinaz y responsable.

Si acaso fue un error, no considero que haya sido necesario ponerlos tras las rejas. Si acaso fue un gravísimo error, con la exhibición y una multa, si acaso hubiese sido un error, hubiera bastado. Guardando las distancias, es un acto de terrorismo programas como Extranormal que anuncian el supuesto fin del mundo y hacen la cuenta regresiva. Eso no es periodismo responsable, tampoco es ético. ¿Alguien multa? No. Ningún gobernador o incluso el Presidente está implicado.

Vivimos en la zozobra, esa es la verdad. Nunca sabemos lo que pasa pero escuchamos y hemos visto lo que pasa. Una detonación, ventanas que a kilómetros de distancia vibran por el impacto, menores de edad desaparecidos, asesinados en avenidas transitadas. "El Estado es seguro" "Combatiremos la delincuencia con mano dura" son frases que parecen extraídas de He-Man y ¿saben? él al menos sí acababa con las fuerzas malignas del universo.

Ya no creemos, estamos hartos. ¿Acaso nos dirán con santo y seña dónde, cuándo y cómo hacen sus "operativos"? Insisto. Nunca sabemos lo que pasa pero escuchamos y hemos visto lo que ocurre. Ahora ni eso podremos decir. Tampoco podremos sacar lo más metafórico-populachero que hay en nosotros para desfogarmos, al menos de esa manera, de la desigualdad y de la corrupción.

En caso de que sea aprobada esta ley, ya entrados en gastos, podrían multar entonces a todos los twitteros que insultan a Ninel Conde quien, pese a la supuesta falta de intelecto, ha decidido sublimarlo con la publicación de un libro. Aprende a tomarlo con humor. ¿A qué podrían temer, por ejemplo, los futuros candidatos a la silla grande?

Las redes sociales han sido una plataforma no para propagar el terrorismo, sino a compartir el miedo de no saber si es bueno o no salir a la calle. Nunca un funcionario con escolta y camioneta blindada podrá experimentar un poco de esta ansiedad, de esta opresión. Tal parece que, incluso teniendo que apretar la boca para no decir más, les diéramos más comodidades para vivir bien, para desfalcar, para mentir.

En fin, soy ciudadana y como tal, parece ser esa una gran desgracia.

Como tal, es posible que mis pocos cabarenautas, próximamente, tendrán que chutarse puras frivolidades de una futura viajera.

Les dejo esta canción, contraria a lo que escribí ahora, pero que deseo me anime un poco. Al fin y al cabo así quieren que por fuera parezca el país, ¿cierto? una serie de secuencias chuscas, poco serias, poco reales.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Ningún polizón


Después de especializarme en las comedias americanas junto con Ito y de revivir las conversaciones sobre abdominales una fila atrás de la sala de cine, hoy es el mejor día para hacer la cuenta regresiva. Ya empiezo a moverme a un lado y otro de la cama, contando amiguitos ovejitas, inconvenientes ovejitas, croquetas ovejitas, boletos ovejitas,  besitos ovejitas, risas ovejitas, cualquier objeto animado o inanimado cruza la cerca. 
Me resulta innecesario enlistar lo necesario en la maleta, pero tengo la idea de llevarme mi tapete de yoga ¡ja! eso sí que sería interesante. Ya me imagino en los pisitos de mis cuates haciendo mis asanas.

Se acerca la fecha, estoy tan emocionada como nerviosa. Por favor, que no me toque algún crudote o señora guacamaya locochona en el avión. Y espero que la próxima semana, cuando se case mi prima, mi hermana quiera ser mi compañera de baile para rumbear a gusto. De lo contrario, los movimientos tamarindescos serán más evidentes y eso no creo que guste a la familia.
Ya lo decía hace unas horas Juanjo: no hay mejor cacería de lagartos que la que me espera en las nuevas pistas de baile.

Ya viajaré pronto. Sola. Sin ningún malestar, falsa expectativa,  con el alma remojada con mezcal y mucha risa para regalar. Nada de drama, ni tristezas y mucho menos malos recuerdos, esa combinación desafortunada que puede llegar a ser un polizón que pudre los jolgorios.

¡Alegría pura y sabrosa!


viernes, 26 de agosto de 2011

Me declaro indignada hasta que termine (y espero termine)

Leí hace poco un artículo en el País que a nuestro país se le han agotado el "nunca antes...". El periodista tiene razón. Quizá hemos colmado los nuncas por que la corrupción nos ha rebasado. 

No entiendo cómo tenemos fama de ser un pueblo cálido. Somos una de las poblaciones más deshumanizadas y rapaces por la carencia de oportunidades, por el alto índice de desempleo, porque ahora muchos jóvenes prefieren cuidar una casa de seguridad, portar armas y matar por unos cuántos pesos sabiendo que su vida se la juegan todos los días. ¿El Secretario de Hacienda consumirá acaso LSD? de otro modo ignoro lo que afirma casi diario para retractarse después. ¿Deseamos que, por ejemplo, un naive (por respeto a ustedes no usaré la palabra que todos nosotros pensamos cada vez que lo entrevistan o son publicadas sus declaraciones extraplanetarias) como él tome decisiones en nuestra representación? ¿En verdad? Ni los programas matutinos, ni la Academia ni el Show de los Peques nos darán esas respuestas. Mucho menos el presunto pesar que siente el Presidente, los gobernadores y sus respectivos gabinetes. ¿Por qué no donar parte de lo que hurtan a favor de la educación y el deporte? ¿dónde están los supuestos empleos que generan para nosotros? El INEGI acaba de informar que hay casi tres millones de mexicanos sin empleo. 

Sólo puedo decir en este momento que estoy harta y me pregunto de qué forma podemos crear espacios para que nuestra indignación tenga un resultado que no se quede en una mesa de discusión con funcionarios que lo único que piensan es negociar con sus bolsillos. 

Ya no deseo violencia en mi ciudad, en mi país. No quiero más registros de casquillos y cadáveres reventados.

Sé que he escrito algo torpísimo, muy visceral y espero que mi argumentación sea mejor en estos días pero siento mucha rabia. 





miércoles, 24 de agosto de 2011

Coctelito cachondón

¡Gracias a la vida por haber traído a estas criaturas!




Ambos tienen el mismo nombre. Ambos lucen guapísimos con barba y Gosling tuvo un momento como vocalista en una banda (esos milagros aún existen). Extrañamente ambos me recuerdan a Agus. En fin, deléitense la pupila mis chamacas. No sé si mezclarlos sea altamente nocivo para mi salud o sea uno de esos placeres mentalmente infinitos.

Han pasado tantas cosas en las últimas semanas en este país (desgracias) que la verdad un deleite visual, antes de ponerme nuevamente seria, no le caen mal a nadie.




sábado, 20 de agosto de 2011

El único sentido (culpemos a la cumbia)

Agosto es un mes sumamente festivo, se suman los cumpleaños y la embriaguez del verano.

Ito (a new friend) me dijo anoche que mi ciudad le recuerda a Japón por el clima y el canto desmesurado de los grillos. Los japoneses suelen asociar esta estación con las cigarras. Es verdad. El bullicio patina en el cuerpo. La humedad es complaciente con los saltos, la voz corta el hilo de su límite, nuevamente aprendemos a bailar.

Estoy bailando otra vez.

Al girar, el sudor reaparece como luz que distingue con mayor precisión el centro y la poca distancia necesaria para arrebatar, moviendo las caderas, un par de besos al chico más guapo de  la pista.
No se trata de mover los pies y elevar los brazos. Una vez reconocidas las cualidades de la cintura para serpentear, los hombros surcan el aire. Entonces las piernas se desperezan y la memoria se pierde gozosamente.

(No existe mayor placer que desconocerte bailando)

Llegar a cualquier bailongo supone una timidez inicial por estar aún consciente de sí y de otros tantos que comienzan a llenar el lugar y comparten la misma sensación. Pocos dan el primer paso. Deben pasar más de cinco canciones, deben ser bebidas al menos dos cervezas. El final es afortunado y conocido: movimientos afilados, pérdida absoluta de la conciencia, creación de nuevos amigos y quizá un guiño que anuncie un romance de electro cumbia.

En uno de los momentos en que mi Sua se fue con sus chicos e Ito tuvo una necesaria desaparición, me encontré con la sorpresa que, a unos cuantos pasos estaba alguien a quien le perdí la pista hace casi diez años y que conocí en la secundaria. Lo vi patinando y lo dejé diseñando cosas estupendas, tanto que ahora es reconocido y me enteré de ello hace casi tres meses pero no me animé a enviarle un correo. Me acerqué, le dije su nombre, me dijo el mío y ahí empezó. Lo vi patinando, lo dejé diseñando, lo volví a ver bebiendo y bailando, me sorprendí de lo bien que baila y nos reencontramos...encogimos los hombros, así pasa. Son momentos en los que el placer y la risa están tan perfectamente bien sincronizados que no resulta necesario hacer una historia. Es lo que la música y la pista ofrecen, hay que vivirlo, sacudir la médula y los labios, sentir que el beso agolpa el beat, partir riendo. Eso hicimos.

No sé ustedes, pero tengo la impresión que, desde que abandoné mi empleo y me alejé de las compañías psicópatas, reencontré el ritmo y  el sentido original de este cabaret. 

Arriba el tacón, las botas, los tenis, las faldas cortas y las blusas ajustadas. Arriba los reencuentros y los cumpleaños.

Hay que regocijarse con la vida sin importar la mierda que luego nos aviente. Caray, nada más doy unos cuantos taconazos, me pongo sabrosa (buen término de Ito) y ya, milagrosamente me lleno de optimismo.

Como diría Hemingway: todo lo demás es pérdida de tiempo en un ambiente cargado. 



Felicidades otra vez mi adorado Michelino, Monki, don Trus y mi ex tutor.

lunes, 15 de agosto de 2011

Popurrí de "despedida"

A Cari Misha

Misha se fue la semana pasada. Me hubiera gustado verlo antes, pero las despedidas nunca han sido mi especialidad. Nunca sé qué hacer. Algunos se preparan con semanas de anticipación, ruegan por tener espacio días antes que se vaya el otro, llaman, ruegan, escriben e-mails, ruegan. Lo único que se me ocurre siempre es "a ver si puedes", no consigo ser firme e insistente. Me falta actitud para chingar y alcanzar el objetivo de verlos, dar un abrazo y desear lo mejor. Un caso similar ocurrió hace un mes al partir otra vez luigimihijo. Se presentaron numerosas reuniones etílicomágicomicas y nada. Su servidora estaba ensimismada en otros asuntos, sólo uno más importante que los otros. Si hago la cuenta, no veo a L. desde hace tres años. No puedo culpar a otras circunstancias por más que quisiera. No soy y soy mala amiga pero los quiero un montón. Fue la desidia nomás.

Durante los años 2005-2008 hubo muchas despedidas. Usualmente me quedaba como un árbol, sería acogedor pensarme como un gran ahuehuete pero la verdad fui más enebro. La gente se acercaba y todas aquellas palabras que deseaba decir no salían. Sólo cuando me despedí de mi manquito me puse a llorar. El vertedero duró tanto que tampoco frase alguna podía decir. Mis tres previas despedidas con agusmonamour fueron semejantes, la última fue más feliz porque voy a verlo muy pronto. Ya sé, no cuenta como despedida, no estoy siendo justa. El punto es que Misha se fue y tenía ganas de hablar con él de las verdaderas lecturas que me han cambiado y que han ajustado lo que soy y lo que quiero en la vida. Sé que con él podría hablar sobre eso porque lo considero un gran lector, claro, lee muchísimo, pero eso no es ser buen lector. Si la literatura te afectó tanto como me afecta a mí es posible que me comprendas mejor: no se trata de alardear del número de libros que han repercutido en la vista y que poco a poco van mermando el espacio en la habitación, en la casa y que a lo mejor podrían ser recitados por becarios pedantes cuya nariz sólo abarca las líneas que escriben. Leer es una forma de vivir, de adaptarla o conciliarla. En esta época de verdadera mierda un libro aún salva, por poco pero salva. Me hace revivir la importancia de la amistad, de lo degradante que puede resultar una relación de pareja o sobre la plenitud al renunciar a algo que te maniataba. Ustedes tendrán su propia lista.

Misha, si puedes, consigue Cuerpos del Rey de Pierre Michon, una de mis obsesiones del momento, la traducción fue quien me hizo llegar a él, nadie más. Me di cuenta que no estoy escribiendo con la tripa, por eso nada funciona ni a la mitad.  Me alegra pensarte lejos de este puebluco lleno de autos y operativos. También me alegra haberme enterado al final de que haces yoga, ¿acaso no es lo más difícil meditar?



Por cierto, olvidé decirte que eliánlove ya gatea por toda la casa y tiene todo para ser un gran bataquero. Ah, y yo también haré un viaje requetepronto, la aerolínea me tiene un poco en vilo pero el boleto ya está, tengo tanto que hacer y nadie para despedirme de este lado (¿cuenta que algunos amigos quieren gorgorear conmigo el 15?). Al final, y por el momento, tendré que regresar :(, bueno, on ne sait pas. Eso sí, regresaré con muchas sorpresas, seguro, y con el corazón más lleno, doblemente seguro.


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jueves, 11 de agosto de 2011

Norsk Love o Karaoke de la cursilería

(Je suis vraiment desolé. Je suis tombée amoureuse, mon amour m'ai rapellé ce matin là et je veux partager ce merveilleux sentiment  avec tout le monde. Mes amis, excusez-moi; mon esprit est un peau à l'eau de rose n.n)

Mis queridos pocos cabarenautas. El día de hoy quiero que rasguen sus gargantas conmigo y compartan mi felicidad. Inspírense, listos, ¡arranca!

*busqué versión karaoke y con letra para que podamos entonarla bien todos XD



Esta canción fue aportación de mi hijo, perfecta para hoy, versión exquisita



-I'll be happy-
-Je t'aime-








martes, 9 de agosto de 2011

Abichús y la libertad

A: Entonces, ahorita que paso por Palacio, ¿ya no volteo a las ventanas para ver si estás envidiando a las palomas volar libremente?

L: Ja. Así es. Soy más libre que ellas XD.





lunes, 8 de agosto de 2011

Casuística de un parado de cabeza

Soy corte de una pieza sin concentrar el peso entre las manos.
Las otras que me suceden y pensaba van pegándose a mi cuello al abrir las cervicales.
Ya no me corto en varias.
La que queda reivindica en la corona su punto de equilibrio, concilia los labios apretados manteniendo firmes las piernas.
En la respiración columbro un centro donde no hay portón para la desbandada. El resto no está.
Al cerrar los ojos miro la verdadera función de la materia: revirar el pánico de mi hechura.



jueves, 4 de agosto de 2011

Musique pour un vice-roi

Ahora que tengo horas de sobra, me he arrellanado en el sillón con Maus para comprender los programas para pubertos. Todos tienen algo en común: el chico protagonista tiene una "banda" de "rock". Mientras tanto, la protagonista, de afinada pero poco interesante voz (la siguiente Nina Simone no usa, en este momento, mini faldas color naranja combinadas con camisa gris y corbata verde perico), llorosa tiene sus cinco minutos de plañidera en Do hasta que, una vez emparejados, cantarán juntos en "la banda", darán conciertos y esparcirán su plástico rocanroleo en un CD que comprarán las niñas de 4 a 15 años, así como el uniforme extraído de un capítulo de los padrinos mágicos.

¿Por qué una banda de pseudo rock? ¿Qué clase de rock? sería más honesto que fuese una boy band y que la chica resurgiera explícitamente el amor por las Spice Girls. Lo lamentable es que ninguno de los actores sabe tocar un instrumento. Al verlos "cantar y darle a la bataca y a la lira" me da un retortijón estomacal: un falsario Slash andrógino manoseando las cuerdas cantando "yo soy para ti, tú eres para mí". Para ello, mejor escucho a Julieta Venegas (quien tiene una canción con un contenido exactamente igual).

Primero fue RBD. Más tarde Patito. Ahora Grachi, una bruja ligeramente regordeta con tetas que las anoréxicas de telenovelas argentinas no creo envidien tener. Intento remontar a mi pubertad por que me he formulado "¿me hubiera gustado? " "¿hubiera coreado estrofas como "eres mi sol y mi vida está nublada si no estás" para provocarme un coma diabético? Ni cuando veía dulce desafío, novela en la que una escuálida Adela Noriega era la Ana Guevara de los torneos de niñas bien, las cuales, incluyéndola, corrían como yo cuando huía a los 13 de un chihuahueño: casi no alzaba las rodillas , meneaba sin control mis caderotas y arrastraba los brazos como tiranosaurio rex.Oh sí, fue un momento glorioso también para mi primo, gritó, dio un gran brinco y se trepó a un vocho, quedando protegido de la bestia. Regresando a la telenovela. Ya recuerdo a Eduardo Yáñez en su motocicleta (no sueñen, no tenía Ducati, mucho menos una Yamaha) raptando a la chica el día de la boda. Ya promovían las relaciones entre maestros y alumnos, cuál ética, pervert televisa, dónde quedaron tus valores. Ahora entiendo por qué encumbraste a Anahí.

Ahora entiendo, no funcionará una serie cuyos protagonistas sean adoradores de Pantera.

Virrey, uno de mis amigos adorados, se encuentra en el mejor de los momentos. Su oído sangreazul está dispuesto a que le arme una playlist conforme a mis gustos musicales. Me encuentro emocionada. Sin embargo, sólo debo colocar 17 canciones...¿bandas que me gustan ahora, las que me gustan desde siempre, las que considero clásicas? ¿Elijo las canciones en un tono, es decir, con base en la euforia, en la neurosis o en la nostalgia? Últimamente tengo muchas de esas. Creo que yo también debería adorar el metal, tener la discografía de Judas Priest y Iron Maiden.

Si fracaso, podría ser que me rete a cantar alguna canción de Jeans en un karaoke bar. Eso no queremos, ¿cierto? Bastante tuve con un novio que tuve en el 2002. La estrofa de una canción de estas chicas le recordaba "lo mágico" de nuestro noviazgo...shame on me!!! 


martes, 2 de agosto de 2011

Así debe ser

Reinventar la tarde, pintar nuevamente los muros de la habitación, limpiar la piel con estropajo y deshacerse de las viejas escamas, reacomodar el número de canciones en el ipod, subirse al camión después de un año.

Aspirar a un nuevo aire, ganarse sin ningún tipo de trampa.

Es así como los espacios pretenden ser recuperados. Me desperté a las ocho y veinte de la mañana. No hay ropa formal que preparar. Tengo treinta días para volver a escupir palabras. Tengo nuevamente la oportunidad por delante. Las rodillas están listas para los verdaderos raspones.

Di la vuelta a la página. Esto escuché:






jueves, 28 de julio de 2011

Estela

Trece de junio de 1997. Éramos un grupo pequeñísimo, 23 alumnos. Por aquella fecha teníamos que tomarnos la foto de generación. Entraríamos a la preparatoria, muchos nos cambiaríamos de escuela. Tengo una foto que me regaló Daniel de ese día. Todos sonreíamos, no había uno que expresara en su rostro desagrado, malestar. Teníamos quince años, cualquier enemistad podría disolverse con tan sólo un flash. Eva, que en muchas ocasiones fue considerada la más bonita, sale con los ojos cerrados y Cory mira hacia abajo, lo que me resulta más intrigante es si temía pisar a Martha o descubrió que Dios y su infinito residen en el suelo. A Pilar la tapan Abigail y Ruth; apenas se asoman los ojos de Tenoch, el chico más retraído y pulcramente listo del salón, con sus pulcros dieces y su uniforme siempre pulcro. Éricka y Fernando, hasta atrás, parece que estuvieran de puntillas para que se les viera la sonrisa. A pesar de mi corta estatura le tapo la nariz a Froy, parte de mi tríada saltapequeñalangosta y Daniel me abraza mirando hacia la cámara con mayor ternura que nadie. La sonrisa de Mel parece como si su pertenencia en ese espacio le causara satisfacción, apenas se distinguen los preciosos ojos de Mara, así como el mal carácter que a veces tenía. Nela, Dayana y Marilú no tienen ningún problema en mostrar su alegría por su estatura generosa y Laura se olvida por un segundo de su talante conservador.Abena y Paco salen juntos del lado izquierdo como si en aquellos tres años nunca se hubieran agarrado a golpes. Mirando a Paco tan sonriente le perdono lo pesado que podía ser a veces con nosotros. 
Ayer miré con detenimiento la foto. Por añejo, sentí absurdo el presunto mal que pudo haberme hecho Raquel, situada entre Mel y Laura, un pequeño rostro situado en un ínfimo corazón. Nacho, el chico guapo-deportista-sacabuenasnotas que fue mi primer petit ami de secundaria, está sentado justo en medio, debajo de Mel, su novia en ese entonces. José David abre un poco la boca, no abuchea al fotógrafo en cuestión, insisto, todos sonreíamos, disfrutábamos el momento de salir de la secundaria y de no tener más clases. Entre nuestros compromisos estudiantiles, además de los exámenes finales, estaba la foto de generación, por eso algunos están con una camisa blanca y las chicas con un listón rojo, era nuestro moño de niñas de escuelita particular que no rompen platos (a primera vista y en teoría, aclaro).

Estela nos tomó la foto. 

Fue nuestra maestra de español. Cuando fruncía el ceño era temible; al darnos consejos nos quebraba con su dulzura. Su gran amor en la vida fue un chiapaneco llamado Jaime Sabines y cada vez que podía nos leía algunos de sus poemas. Impartía la clase de teatro y las representaciones eran para los festivales de navidad, día de las madres y fin de cursos. Mi hermana estaba en diseño, así que muchas veces se encargó de hacer la escenografía y de elaborar disfraces con hule espuma. Yo supe de Juan Tenorio, Cirano de Bergerac, de Amor sin barreras y hasta la divertida adaptación estudiantil de Juan del Diablo por ella. Antes de entrar a ese Colegio asistí a los festivales por Lis que ahí hizo parte de su secun y la prepa. Las pastorelas también eran divertidas. Muchos estudiantes deben admitir que con ella reafirmaron su seguridad y perdieron la vergüenza.

Ahora los estudiantes ya no se acercan a los maestros, no por los mismos motivos que antes. Al menos en el año 1997 podían ser nuestros motivadores, terapeutas ocasionales, compañeros con un buen sentido del humor. Eran a veces grandes juncos a los que podíamos tirarles piedras, agua, brincar violentamente sobre ellos y malgré tout nos ofrecían una sonrisa, y de vez en cuando lo pagábamos con una gran cantidad de cariño y confianza. En ella encontré a una amiga cuya plática prefería a la de cualquier puberta gritona y sin un ápice de sentido común. Cuántas veces no iba a visitarla. Lo pasaba mejor que con mis compañeros muchas veces. Con ella aprendimos a no decir muletillas con juegos, bailábamos la macarena cuando teníamos un error al leer en voz alta. Junto a esta maestra de español empecé a sacarle punta a las palabras, a aplastarlas como figuras de plastilina, a saber que las preposiciones son zancudos que pueden picar en un mal lugar. Se tomaba el tiempo de hacernos cuestionarios-temario para sus exámenes, nunca fáciles y largos. Gracias a ella, fui uno de los dos estudiantes (mi buen Pac el otro) que entraron a la Facultad de Letras sin ninguna falta de ortografía. Sin Estela mi rareza no hubiera sido la misma. Le debo a Estela la literatura y, sobre todo, la poesía.

Todos mis apuntes chillones y edulcorados se los llevaba. Recuerdo dos libretas. Cuando algo nuevo tenía, se lo llevaba. Luego entré a la Oficial B, nunca sé por qué quise entrar a esa prepa. Nunca encajé, nunca hice amigos, sólo recuerdo niñas pendejas y chicos que pensaban ser los más inteligentes, tampoco encajé con los profesores. Sin embargo, si hubiera permanecido en aquel Colegio tampoco lo hubiera pasado bien. Mis amigos cercanos ya no estaban y poco a poco el grupo, en mi "rara" opinión de lo raro que me etiquetaron a mis quince, era desabrido, con chicos cuyo parámetro era tu auto, los ingresos de tus padres y la marca de ropa, vamos, los inicios de RBD. 

Anoche llamó mi hermana. Mi cuñado recibió la noticia de que Estela había muerto. Había luchado, como muchos, contra el cáncer. Hace tres años la vi en un restaurante, sumamente delgada y hace tres años la relevé como maestra en la misma secundaria que me había dejado sus recuerdos. Querida Estela, no duré por lo que tú sabes. Nunca tuve tu paciencia ni ellos el interés por retribuir en algo. Demasiada inmediatez les voló la cabeza y me volcó mi falta de paciencia y tolerancia. Por un tiempo creí que había fracasado. Simplemente no es mi vocación. Pocos como tú.

Tengo fechada una carta un día antes de la foto que nos tomaste. Algunos queríamos que los profesores nos escribieran un mensaje de despedida. El tuyo era el que más esperaba, por ello llevo guardada esa hoja catorce años. Lo único que compartiré en este post es que rodeaste todo el mensaje con ¡escribe! , hice la cuenta, son veinte. He sido tonta Estela. He perdido más de un año con broncas más rococó que expresionistas, me he preocupado en vano por la actitud del cobarde (pocos huevos) de mi ex novio, por la Administración Pública, por mi empleo que no me satisface y estoy haciendo un periplo para ir directamente por el chico de mi vida (sé que con tu voz me hubieras gritado ¡vete ya!). Tuve que volver a leer tu carta y ver la única foto que tengo de aquella generación 94-97 para darme cuenta que he estado tomándome muy poco en serio. 

Lamento informarte que aún no he publicado mi libro pero siempre hay tiempo. Ya ves, he intentado dejar  la escritura pero en realidad no puedo. Leeré muy pronto lo mío. Recordaré tu actitud enérgica para elevar la voz y mirar de vez en cuando al poco público que tenga. Me siento profundamente triste porque ya no estás.

Pues me voy ya, Estela. No voy a pagar la deuda que tengo contigo en un escritorio con secretarias que deberían reír más leyendo a Enrique Serna sin estar al tanto de las desgracias de sus colegas. 

De mis compañeros de secundaria no sé nada y sé poco. La única certeza es que si nos encontramos no nos saludaremos, qué te puedo decir, así somos los chicos HAF, pero todos sonreíamos en aquella foto de junio de 1997, todos, contigo.



miércoles, 27 de julio de 2011

Aniversario

Esta mañana han cumplido mis padres 37 años de casados. Abrí la puerta de mi dormitorio con un poco de hostilidad, el sueño había vencido a mi despertador. Tampoco ellos se habían levantado. Estaban fuertemente abrazados, riendo mucho. La mirada de mi padre tenía un resplandor que no le había visto en muchos años, y en mi madre vi el rostro de una mujer treinta años menor. Todavía cuando me dirigí al baño escuchaba los acordes a brinco de grillo, el rechinar de los labios contra la mejilla de alguien a quien no quisieras pegarte, si no siempre, unos minutos más.

En ocasiones he hablado con mi hermana sobre la duración de los matrimonios, ahora tan breve. Como hijas, hemos sido espectadoras de momentos no amables entre Lu y Yer, éste último sujeto lleno de arboledas y aves migratorias en su corazón. No todo lo que nos han legado ha sido malo y de ello Lis y yo hacemos bromas. También hemos compartido con amargura el llanto de mamá, incluso su zozobra. Hemos sido parte de esa zozobra y en algún momento nos alienamos con sus pleitos, sus distancias. Sólo conozco a una mujer que reinicia su entrega sin disminuir el cariño, en cada reconciliación. Esa es Lu.

Respecto a Yer, puedo decir que del puñado de chicas que tuvo para elegir entre sus novias-novias en turno, quiso casarse con mi mamá, una chica sumamente apacible que había llegado de León y tenía que conciliar a sus hermanos. Pienso que fue sumamente listo, tan listo que, si en ocasiones pudo olvidar lo maravillosa que es, sabe que si la deja él estaría arruinado, no sólo porque ella conoce el arte de planchar sus guayaberas (no mal entiendan), sino porque ninguna mujer, mucho menos las de ahora, estará dispuesta a reiniciar su entrega y su confianza a manos llenas todas las mañanas. Cuando superé el temor encubierto  respecto a mi figura paterna, pude bromearle diciéndole que si las secres de los juzgados se desvivían por atenderlo es porque no saben el genio de la .... que se carga. Ya saben, farol de la calle, oscuridad de la casa.

Mi madre es mi material de investigación en cuanto a la vulnerabilidad y fortaleza de las relaciones afectivas. Paseo entre los enebros en verano o crespadas olas, enamorarse es asunto serio. No es durable la dicha. No hay sufrimiento que se incruste como un panal de avispas pero no es durable la dicha. Yo he visto a Lu tomar a mi padre con tanta fuerza que no es resignación o temor a la soledad. Sé que ella se ha sentido sola muchas veces, con o sin Yer. No es como esas mujeres que aguantan porque piensan que no tienen otra opción o porque no les quedó de otra. Todavía hace un año solía preguntar a mi madre, a mi hermana y a mis amigos cuándo sabían que estaban enamorados, cuándo sabían que querían compartir su vida con alguien. Esa respuesta no me ha resultado satisfactoria. He visto a tantas parejas "convencidas" de estar juntas y que son infieles que soy escéptica con la máxima "sólo lo sabes y ya". 

Otra cosa que me dijo Lu fue (y esto parece extraído de alguna peli  à l'eau de rose) que encontraría un brillo especial en sus ojos. Es mi madre. Cualquier frase le perdono. Lo más cercano que tengo a esta experiencia es la espera para salir de Palacio y encontrarme con Agustín (llamémosle así por aquello del anonimato y porque así quiso mexicanizar su nombre): mi adorado sleepyhead caminando del parque Juárez hasta mí. Cualquier pesar o conflicto laboral se iba pronto. Cualquier paseo era absolutamente disfrutable, hiciera un frío del infierno, hiciera un calor sofocante, podía estar como lata de sardina en el camión Tlacotalpan-Alvarado junto a él sin sentir ninguna clase de malestar. Lo echo un montón de menos, pero sé que aún no es tiempo de comprar mi boleto de avión. También los grandes afectos deben aguardar un poco.

Ayer por la noche me encontré a la novia de mi ex novio que sólo apenas se le dio la gana hacerla "oficial". Iba con un vestido de fiesta que, siendo objetiva, no quedaba bien con su figura (a las petaconas no les quedan los vestidos con vuelo, se ven más pequeñas, incluso gorditas). Tuve que mirarla para reconocerla y ella me miró. Cuando nos acercamos di una mordida a mi manzana y continué caminando, con mis audífonos, cambiando la canción del ipod. Es curioso cómo me topé de frente con la contraparte de aquello que no quieres revivir, el tumor que te incrustan de inseguridad, la violencia de las palabras y los actos engrapándote un sentimiento de culpa para que el otro pueda sentirse mejor. Sólo me queda desearle suerte, desearles suerte a los dos. 

Acabo de regresar de comer con mis padres. A ellos les justa festejar con nosotras y a mí me gustaría que festejaran solos. Sé que Yer llegará como a las ocho y verán la tele, comentarán las noticias. 

Felicidades a L y Y, pues.


martes, 26 de julio de 2011

Paquetito demodé

  IV
NIV

No hay más extraño que uno. Es la apariencia de otro quien terminó por frecuentarnos,
por aceptar finalmente una invitación reiterada.
Me pareció ver a mi sombra cuando le abrí la puerta, justo en el momento en que íbamos a salir.
La función había comenzado. “Adelante. Adelante”.
“Te estábamos esperando”, dije yo y ella dijo: “No reconozco a los ingratos”
con un curioso temblor en la voz.

Enrique Lihn, Barro

lunes, 25 de julio de 2011

Halcón Gerifalte I

Cuando sientes que la contraparte de la relación conflictiva te amargó la vida durante mucho tiempo, cuando te sientes que te encuentras en rehabilitación y por fin lo mandas a la chingada sin que te afecte haber recibido en mensaje que fuiste una traidora, es el momento adecuado para tirar la ropa sucia :)

domingo, 24 de julio de 2011

Calimaqueo I

Amor es criatura agazapada a orillas del río. Relumbra tal cristal en pozo seco. Silbas para atraer su atención: al tocarla se deslizarán las tejas del pecho y sabes que tanta desnudez te resultará insoportable.

Mantendrás una distancia en la que tus extremidades puedan medir el deseo y ser dársenas ante la angustia.

Esta imagen es la historia más conocida por los hombres. 



sábado, 16 de julio de 2011

Un viaje, un lugar: la tripa


Seré dj, corregiré textos que no son asunto de mi competencia, leeré infatigablemente, traduciré con puro golpe de cabeza, daré a luz a una niña con una nariz de pellizco exactamente igual a la tuya porque será nuestra, because I love you to death, porque así lo quiero, seré el payaso personal de mi sobrino, brincaré esta noche bajo la lluvia, gritaré junto con la von Hell lo guapas que somos, robaré tus camisas a cuadros que tanto me gustaron cuando las vi, aburriré a todos con Pierre Michon, compartiré mangomitas con mis hermanas, no lloraré cuando quiera volver a hacer un parado de cabeza, compararé tus tenis con los míos sin sentir que sólo nos queda un año para presumirlos, porque nos acercamos a los treinta, porque ni tú ni yo nos veremos tan chulos así a los treinta y uno con vans o converse y nos llevaremos un hijo de greta para que corra en la nieve. 

Seré dj, escribiré lo que se me dé la gana, corregiré más textos que no me interesan, me indignaré con lo que leo en las noticias, contaré los días que faltan para las elecciones presidenciales, usaré mi nueva chamarra caminando por tus calles favoritas, seguiré discutiendo de vez en cuando con mis padres para que la vida siga siendo más sabrosa, cuando una mujer me mire con desprecio le responderé con una sonrisa para consolar su pérdida de tiempo por el gesto, dejaré llenos de cochambre tus sartenes porque tú cocinas mucho mejor que yo y me comeré ese pollo a los 36 ajos que un día cenaste para no besar a más chicas.

Buscaré el vestido para la boda de mi prima, beberé en la boda de mi prima, bailaré en la boda de mi prima, a mitad de la pista porque, de lo contrariro, mi entrada triunfal no tendrá chiste y cuando se vaya la mayoría de los invitados seré la dj. Iré a París sin avisarte y regresaré para avisarte, para continuar con otros cuatro años, reirás nervioso para decirme que no te gusta Joy Division y que no entiendes por qué the National es a veces tan triste, pero podré arrellanarme en el sillón para leer y escuchar a Miles Davis cuando quieras fumar en la ventana.

No aburriré a quien no quiera ser aburrido, compraremos juntos pan y chocolates y te irás a algún lado mientras regreso una y otra vez a mi museo favorito. En mi lista ya no habrá falsos intelos ni falsos caballeros, sólo alguien como tú y como yo, daydreamers atarantados cuyo respiro se arruga y reluce en las pequeñas cosas, tal como nosotros.

Tú y yo.

Seguiré con el cabello largo para que vuelvas a decirme que así me veo muy guapa, y así la escritura. Veremos todas las películas del santo y después me preguntarás cómo va la novela en turno. Si respondo que me gusta, saldrá tu pequeña sonrisa de triunfo, por creer que has hecho una pregunta adecuada.

Seré dj, al menos programadora. Hoy comeré caldo de pollo y contaré las horas para la llegada de sobrin amour. Admiraré lo mucho que ha crecido y, entrada la noche, le diré a mi hermana que finalmente abriré bien la boca y apretaré la lengua, ajustaré mis manos para los errores y saldrá otra vez el corazón y la tripa de la que hablaba Michon para llamar con formalidad literatura a la propia palabra, sacándolos a los dos sin ningún temor y con ganas de desparramarse entre todos y por doquier.

El viaje